Su lucha
LOS MIEMBROS del comando Barcelona sólo compraban el periódico los domingos, y no es seguro que vieran la televisión: sólo se sabe que en diciembre pasado pidieron a la mujer que los alojaba que "estropeara el televisor para que sus hijas no pudieran identificarlos por las fotografías". Diciembre de 1990: atentado de Sabadell, seis policías muertos. A fines de abril de 1991, Artapalo escribía a Erezuma y Monteagudo para anunciarles el envío de "material" y decirles que debían "dar duro". También les aconsejaba que se mentalizaran para "soportar la presión psicológica". Dar duro: matar a nueve personas en el cuartel de Vic; presión a la que habrían de permanecer inmunes: la de ser tachados de asesinos de niños.Los inventores de la matanza industrial de seres humanos hablaban también, en sus circulares, del material y su rendimiento: tantos judíos por litro de gas licuado. Para evitar cualquier "presión psicológica", los funcionarios que ejecutaban las órdenes de su Artapalo estaban entrenados en la manipulación aséptica de cadáveres y mentalizados para superar cualquier escrúpulo o sentimiento de piedad mediante el procedimiento de considerar que las víctimas no eran propiamente humanas. Los que el domingo intentaron repetir en un barrio de Madrid la matanza de Vic tal vez no lean los periódicos ni miren la televisión; pero eso es casi lo único que hacen quienes se encargan de justificar sus crímenes: que les digan que su mensaje no es nuevo; que está en el Mein kampf (Mi lucha).
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