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La policia 'revienta' una casa ruinosa donde vivían 50 drogadictos e inmigrantes ilegales

Unas 50 personas fueron desalojadas ayer de una casa en ruinas situada en la esquina de las calles de Barbieri y San Marcos, en el distrito de Centro. Desde hace tres meses, el inmueble se había convertido en una especie de hotel en el que permanentemente se albergaban drogadictos, emigrantes ilegales, delincuentes y prostitutas. Dos argelinos, un egipcio y un zambiano fueron detenidos inicialmente, pero después quedaron libres.A las once de la mañana de ayer, agentes de la comisaría del distrito de Centro y de la Policía Municipal entraron en elbloque ruinoso e invitaron a sus ocupantes a abandonarlo. La operación, que se desarrolló sin. incidentes, obligó a medio centenar de personas a buscarse otra residencia.

"Yo llegué a Madrid hace un par de días y me vine aquí porque no tengo dinero ni otro sitio donde dormir", explicó con rabia uno de los inquilinos. Él y varios de sus companeros protestaron. "¿Pero por qué nos tenemos que marchar?", refunfuñaba con insolencia un hombre con aspecto de tener las venas llenas de heroína.

Entre los habitantes del sórdido inmueble había cerca de una docena de mujeres, entre ellas una en avanzado estado de gestación, otra infectada de sid.a y una tercera con apariencia, de no haber cumplido aún los 16 años; el resto eran hombres, varios de ellos africanos. Todos se vieron obligados a recoger rápidamente sus enseres antes de que los albañiles enviados por la Junta Municipal de Centro tapiaran el agujero por el que los inquilinos del hotel entraban y salían del mismo.

Muchas de las habitaciones repartidas por las tres plantas del inmueble estaban llenas de excrementos, escombros, restos de alimentos, jeringuillas usadas, papeles, ropa vieja, etcétera. "Es increíble que un ser humano pueda vivir entre tanta mierda", comentó un policía que intervino en la operación. En la puerta de entrada a una de las alcobas colgaba un cartel: "Se prohibe totalmente la entrada. Aquí vive el rey de los negros".

Sombras en los tejados

Vecinos de la zona aseguran que en la citada finca, que carece de luz y agua, han llegado a pernoctar hasta un centenar de personas. "Nosotros les hemos visto andar por los tejados como si fueran gatos. Seguro que bajo las tejas hay escondida heroína, joyas y todo tipo de cosas. Cuando veían que llegaba la policía, escapaban por los tejados", relata un industrial que se siente muy perjudicado por la vecindad de este grupo de marginados.

Entre los varlopintos objetos localizados en el hotel hay un juego completo de palos de golf y varios barriles de cerveza cuyo origen, lógicamente, no parece muy legal.

Cuando los albañiles municipales estaban haciendo la masa con la que cegar el agujero de entrada al inmueble asomó la cabeza un individuo con aspecto de estar drogado. Más tarde, sobre las 15.30,cuando ya estaba empezando a fraguar el cemento, se escucharon unos golpes procedentes del interior: aparecieron Muri E., natural de Zambia, y Hakia M., de nacionalidad argelina, junto con una prostituta, que, al advertir que se habían quedado encerrados, intentaron descender a la cal,le con sábanas anudadas.

Tras ser rescatados por los bomberos, Muri y Hakia fueron detenidos. Horas antes también lo habían sido el argelino Califa M. y el egipcio Rifart M. Todos ellos quedaron después en libertad (unos por tener solicitado el asilo y otros por tener causas judiciales pendientes).

Un retén de la Policía Municipal vigilará el hotel hasta el próximo lunes con el fin de evitar que alguien pueda derribar la pared aprovechando que aún no ha fraguado lo suficiente.

La finca, que es propiedad de una familia residente en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), está declarada en ruinas por el Departamento de Edificación Deficiente del Ayuntamiento. Sus dueños están a la espera de que surja alguien interesado en comprarla.

Un africano con neumonía

Comerciantes y representantes vecinales del distrito han expresado su satisfacción por el desalojo del viejo edificio que todos ellos conocen por el apelativo de el hotel; sin embargo, no ocultan sus temores de que drogadictos, delincuentes, prostitutas e inmigrantes ilegales vuelvan a invadir el inmueble en cuanto se retire la vigilancia policial. "Ya ocurrió otra vez. Hace unos meses se tapió el agujero de la entrada y al día siguiente vinieron hasta con picos y volvieron a hacerlo", rememora el encargado de un restaurante.

Un policía municipal que ya antes había entrado varias veces en la finca ruinosa manifestó que en una de ellas encontró a un africano que llevaba tres semanas con fiebre aquejado de neumonía.

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