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Se reanudan las elecciones en India sin el baño de sangre que se temía en Assam

Toda India estuvo ayer pendiente de Assam, la mitad de cuyo electorado, unos seis millones de personas, estaba convocada a las urnas, en la primera jornada de votación tras el asesinato del ex primer ministro Rajjv Gandhi, el 21 de mayo pasado. En contra de todos los pronósticos que vaticinaban un nuevo baile de sangre en este pequeño estado dominado por el Frente Unido de Liberación (ULFA), no hubo incidentes significativos.

La jungla assamí da cobijo a centenares de militantes del ULFA, que defiende la secesión del Estado y la expulsión de todos los extranjeros, tanto indios como bangladeshíes, de Assam. Desde que India se independizó del Imperio Británico, en 1947, este extremo oriental del país ha sufrido distintas luchas internas que provocaron tres separaciones sucesivas, de parte de su territorio y la creación de los Estados indios de Nagaland, Mizoram y Meghalaya. A, la rebelión del ULFA se une ahora la de la tribu bodo que pretende la creación del Estado indio de Bodoland, en la zona norte de Assam. Alrededor del 20% de la población assamí -unos 20 millones de personas- pertenece a esta tribu."El ULFA no ha interrumpido las votaciones porque necesita estas elecciones para acabar con el estado de emergencia decretado al cesar el Gobierno central al Gobierno local", dijo a EL PAÍS, Naren Deka, director del diario The Assam Tribune.

El ULFA es el brazo armado del partido nacionalista assamí AGP, instalado en el Gobierno de Guwahati tras las elecciones de 1985. Nueva Delhi decidió en noviembre pasado destituirlo por no actuar frente a los continuos asesinatos de policías y empresarios indios Assam. "El ejército obtuvo entonces carta blanca para capturar a los militantes del ULFA pero sus numerosas barridas de pueblos enteros sólo han servido para maltratar a la población", añade Deka.

Separatismo

Este movimiento separatista cuenta con un amplio apoyo popular basado en su particular reparto de justicia por el que defienden a los campesinos frente a los terratenientes o a los arrendados frente a los arrendatarios, atacan a las mafias de la prostitución y de la droga y exigen a los comerciantes, empresarios y propietarios indios de las plantaciones de té el pago de un impuesto por las ganancias que no invierten en Assam. "Los assamíes por Oriente, los sijs, por Occidente; India se rompe en medio de una violencia escandalosa", se lamentaba un empresario de Nueva Delhi, simpatizante del Partido del Congreso, que ha boicoteado las elecciones en Punjab, donde, al contrario que en Assam, la campaña electoral se ha cobrado ya 500 vidas.Según el Congreso, India no tiene suficientes fuerzas de seguridad para controlar el desarrollo de las elecciones en todo el país. En Assam están estacados, además de los 47.000 policías locales, 14.000 soldados y 229 compañías paramilitares. Este enorme despliegue ha influido, sin duda, en que no haya habido incidentes en las elecciones celebradas en la mitad de Assam. La otra mitad del Estado acudirá a las urnas mañana.

Los militantes del ULFA que antes acampaban por la misma capital se encuentran en su mayoría refugiados en las vecinas montañas de Birmania y esperan para volver a que las tropas se trasladen en misiones electorales a otros estados de la unión india.

Los días 12 y 15 de este mes se celebrarán las votaciones aplazadas por el asesinato de Gandhi en un 60% del territorio nacional. El 22 le tocará el turno a Punjab, donde los candidatos asesinados son ya tantos que la comisión electoral se encuentra en la grave disyuntiva de ceder ante los terrroristas sijs y suspender las elecciones o seguir adelante sin poder evitar el baño de sangre.

La situación es tan caótica que el Gobierno central no se decidió a convocar las elecciones en Assam hasta que el ULFA no emitió un comunicado asegurando que no las interrumpiría. "Lo han respetado y sólo ha habido dos muertos en Assam pero nadie sabe en qué momento pueden cambiar de opinión", destaca el empresario.El ULFA procede de la asociación de estudiantes assamíes que defendía la reinversión en Assam de la riquezas derivadas del petróleo, té y minerales que produce y que son explotados en su gran mayoría por indios de otros estados.

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