La abstención recoge los votos perdidos por el PSOE
Cerca de la mitad de los votantes del CDS se refugian en el PP
Una participación relativamente baja en las elecciones locales en relación con las elecciones autonómicas y de éstas en relación con las generales es una característica de todos los países europeos, ya que se trata de comicios en los que los temas afectan de un modo distinto al elector. Es significativo de este menor interés objetivo de las elecciones locales que la media de participación en las 13 Comunidades en las que el día 26 tuvieron lugar al mismo tiempo elecciones autonómicas y municipales haya sido del 66,3%, ocho puntos más que en las cuatro Comunidades en que sólo hubo comicios municipales. Pero la Comunidad de Madrid, con una participación inferior al 59%, es una excepción a esta tendencia, que obliga a analizar sus circunstancias específicas.Es un dato destacado que el CDS perdiera en la ciudad de Madrid alrededor del 85% de sus votos de 1987 (y el 80% en el conjunto de la Comunidad), en contraste con las cotas relativamente más altas de mantenimiento de su voto anterior en las Comunidades en que había obtenido, como en ésta, un elevado porcentaje de apoyo. Dado que también los votantes madrileños del PSOE, parecen haber sido incentivados por la abstención en mayor medida que en la mayoría de las otras comunidades españolas, los factores específicamente madrileños de la abstención parecen haber sido muy importantes, lo cual induce a relativizar los avances y retrocesos de los partidos medidos únicamente en porcentajes y a emprender un análisis más desmenuzado del comportamiento electoral.
En la ciudad de Madrid, los dos partidos extremos del eje ideológico derecha-izquierda, el PP e IU, han ganado votos y porcentajes, mientras que el PSOE y el CDS los han perdido. Observando el mapa por distritos, se advierte un apoyo preferente al PP en los distritos del Norte, y al PSOE en algunos de aquellos en los que anteriormente gozaba de mayorías, en el Este y el Sur. Sobre los 18 distritos de 1987, el PSOE era la lista más votada en 12 (en la mitad de ellos por mayoría absoluta y en la otra mitad por mayoría relativa), mientras que el PP era la lista más votada en los otros seis (también por mayoría absoluta en la mitad de ellos y por mayoría relativa en la otra mitad). En cambio, ahora las tornas se han invertido. Sobre los 21 distritos de 1991, el PSOE es la lista más votada en siete (entre los cuales conserva las seis mayorías absolutas de hace cuatro años), y el PP lo es en 14 (en nueve de ellos con mayoría absoluta).
Se ha pasado, pues, de una proporción de 2 a 1 favorable al PSOE a una proporción de 2 a 1 favorable al PP. En conjunto, ha aumentado mucho el número de distritos en los que alguno de los dos partidos ha obtenido una mayoría absoluta de votos. Incluso en tres casos (Arganzuela, Tetuán y Fuencarral-El Pardo), las mayorías relativas del PSOE de hace cuatro años se han transformado en mayorías absolutas del PP.
Sin embargo, este vuelco de mayorías no debe ocultar la mayor complejidad de travases de votos entre los partidos y especialmente, como hemos señalado, hacia la abstención. De hecho, el PP gana unos 80.000 votos en total con relación a hace cuatro años, aunque los ve reducidos en tres distritos en los que goza de gran apoyo: Centro, Retiro y Salamanca, en los que Ruíz-Mateos los recupera y obtiene las más altas proporciones de votos de su candidatura (junto con los más populares de Vallecas, Latina y Moratalaz). IU, por el otro lado, asciende en todos los distritos, a costa del PSOE, que desciende asímismo en todos pero en muchísima mayor proporción.
Sobre la base a estos cálculos, parece que, en conjunto, sólo la mitad de los votos perdidos por el CDS han sido recogidos por el PP, mientras que el resto se ha dirigido en su mayor parte a la abstención. Los trasvases de votos centristas hacia el PP son mayores en los distritos de predominio del PSOE; es decir, en aquellos en los que el partido centrista ya desempeñaba un papel de representación moderada de la derecha social. Pero la importancia de la fuga de votos centristas hacia la abstención en los demás distritos permite pensar en la alta incidencia de los factores locales. Entre ellos, la retirada del alcalde Rodríguez Sahagún parece haber sido decisiva para provocar el gran descenso del CDS en Madrid, que no puede compararse en magnitud con los de otras ciudades.
También la mayor parte de las pérdidas de votos del PSOE ha ido a la abstención, según indican los cálculos anteriores y la alta correlación entre los distritos con más votos socialistas y aquellos con un mayor incremento relativo de la abstención con repecto a 1987 (hasta el 40% de aumento en algunos de ellos). Tal vez esta fuga abstencionista explicada por una mayor sensibilidad de los electores madrileños al desprestigio de los políticos que actúan en la capital, que se habría dirigido preferentemente hacia el partido gubernamental. Pero las muy notables diferencias de magnitud de la abstención con otras comunidades autónomas permiten pensar también en la importancia de los factores locales. Entre ellos, parece que hay que incluir con muchas probabilidades la debilidad de la candidatura municipal socialista y posiblemente también las divisiones internas en la Federación Socialista Madrileña.
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