El IRA reduce a escombros un cuartel militar británico en el Ulster
El IRA sigue sin cejar en su campaña contra la presencia de tropas británicas en el Uster y en la noche del viernes mató a tres soldados del paramilitar Ulster Defence Regiment (UDR) al lanzar un camión cargado de explosivos contra su acuartelamiento en Markethill, una localidad cercana a la frontera con Irlanda. El atentado llevó a las partidos constitucionalistas a ratificar su intención de obtener resultados del proceso negociador abierto para resolver el conflicto de la provincia, aunque hubo también comentarios reveladores de la desconfianza entre unos y otros.
El IRA cargó un camión con una cantidad indeterminada -pero, con seguridad, de muchos cientos de kilos- de explosivos de fabricación casera y lo lanzó pendiente abajo desde un pequeño, promontorio vecino al acuartelamiento del UDR en Markethill, en el condado de Armagh. La explosión que produjo el impacto del vehículo contra la tapia dejó convertida toda la instalación en una escombrera. El estallido fue de tal magnitud que se oyó a unos 40 kilómetros de distancia y el temblor fue perceptible, como un terremoto, en un radio de más de una decena.Tres soldados perdieron la vida en el acto y otras 18 personas, entre ellas varios miembros del UDR, resultaron con heridas de diversa consideración. Las viviendas aledañas quedaron también muy afectadas por el ataque, que causó un incendio.
El IRA -que en las últimas jornadas de mayo ha vuelto a la acción con vigor y el pasado fin de semana provocó otras dos muertes entre las fuerzas de seguridad- ratificó ayer su estrategia con un comunicado en el que reiteró que este atentado forma parte de la campaña contra la presencia militar británica en el Ulster.
Líderes políticos católicos y protestantes y autoridades religiosas condenaron el atentado, lo mismo que el primer ministro irlandés, Charles Haughey, quien manifestó que "esta atrocidad sólo sirve para confirmar y profundizar el compromiso de todos los participantes y gente de buena voluntad en el crucial proceso" abierto a finales del mes de abril para encontrar una solución al problema norirlandés. El Sinn Fein, brazo político del IRA, está excluido de las negociaciones por su apoyo a la violencia y el atentado demuestra que el grupo terrorista no está dispuesto a ser considerado un cero a la izquierda.
Ken Maginnis, un parlamentario del protestante Ulster Unionist Party, reclamó un reforzamiento de la numerosa guarnición militar en la provincia -que, dijo, el Gobierno no ha llevado a cabo pese al requerimiento de sus propias fuerzas de seguridad- mientras se negocia. "Intentar dar una solución militar al problema es hacer el juego al IRA, que también busca una solución militar imposible", le replicó Seamus Mallon, parlamentario del mayoritariamente católico Partido Laborista y Social Demócrata (SDLP), otro de los implicados en la negociación.
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