Una clínica para tenistas
La oleada de lesiones ha convertido Roland Garros en una clínica para tenistas. El abandono de Sergi Bruguera se ha sumado a varios más, confirmando los augurios pesimistas que se ciernen sobre un circuito que explota a sus protagonistas. Además de Sergi, han abandonado Novacek (Checoslovaquia, 14 cabeza de serie) por torcedura de tobillo; De la Peña (Argentina) por lesión muscular en el brazo; Filippini (Uruguay), finalista en Madrid, por lesión en un muslo. No han acudido a París, Ivan Lendl (Checoslovaquia), triple ganador del torneo, por una operación en una mano; Andrés Gómez (Ecuador), vencedor el año pasado, por dolores en la espalda; Jonas Svensson (Suecia), semifinalista en 1990, también por la misma causa. Mancini (Argentina) se retiró de la última final de Roma por dolores en los abductores, y Pérez Roldán (Argentina) de la de Múnich, por problemas con un cuadríceps. Además, Stefan Edberg (Suecia, 1) y Boris Becker (Alemania, 2) han tenido que superar fuertes dolores musculares en la espalda la pasada semana para jugar en este torneo. El fisioterapeuta de París está haciendo horas extra.Ayer el drama estuvo a punto de acentuarse cuando Boris Becker se arrastraba, cojo en su partido ante Tedd Woodbridge (Australia), dominado por 7-5 y 6-1. Comenzó a correr la voz de que iba a retirarse, y los rumores crecieron cuando el fisioterapeuta salió a la pista al principio del tercer set. Becker se quejaba de un tirón y, tras recib Í r un masaje, se colocó una muslera. Dio la vuelta al partido con un triple 6-4 y evitó un nuevo drama.
Sin descanso
El problema de Bruguera es el mismo de muchas otras figuras del tenis. Cuando les salen las cosas bien, no descansan el tiempo necesario y el cuerpo les pasa factura. En apenas dos meses y medio, Bruguera ha jugado siete torneos. "El año próximo cambiaremos la planificación-, explicó Lluis, su padre y entrenador, "pero es que el éxito ha sorprendido a la propia empresa. Nos ha ido tan bien, que no hemos podido descansar". Son precísamente los jugadores que más éxito tienen, los que arrastran más problemas físicos. Guillermo Vilas (Argentina), uno de los mejores jugadores de los años 80, tenía una teoría: "Lo ideal es jugar dos semanas y descansar otras dos".
Otro aspecto es el económico. Los torneos pueden pagar ahora cantidades fijas a las grandes estrellas, que se aseguran un mínimo importante de ingresos por acudir a un torneo. Antes, esta práctica estaba prohibida, pero ahora lleva a que las figuras, los 10 mejores del mundo, jueguen más allá de lo aconsejable.
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