El 65% de los franceses simpatiza con Cresson

La composición del nuevo Gobierno francés ha producido a los franceses la impresión de que se trata de los mismos perros con distinto collar. Un collar, eso sí, más bonito. Edith Cresson cuenta con la simpatía del 65% de sus compatriotas. El próximo miércoles, Cresson efectuará ante el Parlamento su primera declaración como jefa del Gobierno. El presidente François Mitterrand está dispuesto a convocar elecciones legislativas anticipadas si el Parlamento obstaculiza la tarea gubernamental.

Las únicas novedades del Gabinete francés anunciado en la noche del pasado jueves son la concentración de todas las llaves de la economía en las manos de Pierre Bérégovoy y la mayor presencia de mujeres. Los principales ministros del Gobierno de Michel Rocard siguen en sus puestos: Pierre Bérégovoy, en Economía y Finanzas; Roland Dumas, en Asuntos Exteriores; Pierre Joxe, en Defensa; Jack Lang, en Cultura; Lionel Jospin, en Educación, y Philippe Marchand, en Interior. Incluso Henri Nallet, el ministro de Justicia implicado en los escandalos de financiación ilegal del Partido Socialista, conserva su cartera.Bérégovoy es el gran vencedor de la pequeña remodelación ministerial. Mantiene su poltrona y se le encarga además la coordinación de la industria, el comercio exterior, las comunicaciones y la artesanía. Su conversión en una especie de viceprimer ministro ha provocado el alivio de los medios Financieros, que temían el abandono de su política liberal y monetarista por el voluntarismo industrial predicado por Cresson.

Industria fuerte

"Una industria fuerte", afirma Cresson, "es la clave de la soberanía de una nación". La nueva jefa del Gobierno anunció el pasado jueves que los objetivos prioritarios de su acción política serían la lucha contra el paro y el fortalecimiento de la industria francesa frente a sus competidores alemanes, japoneses y norteamericanos. Cresson tendrá dificultades para realizar sus promesas intervencionistas mientras Bérégovoy vele para que la inflación y los déficits sigan bajo control.

Ayer, el comentario unánime de los medios políticos era que la montaña del "nuevo impulso" deseado por Mitterrand ha terminado por dar a luz un ratoncito. Excepción hecha de la presencia en el Hotel Matignon de una mujer, el nuevo Gobierno, declaró ayer el neogaullista Jacques Chirac, "es exactamente el mismo que el de Rocard, pero sin Rocard". No obstante, Chirac alabó el "coraje" de Cresson y reconoció que su nombramiento es "un acontecimiento histórico".

Pierre André Wiltzer, uno de los lugartenientes de Valéry Giscard d'Estaing, calificó al nuevo Gabinete de "escayola sobre una pata de madera".

Prueba de fuego

Cresson reunió en la tarde de ayer su primer consejo de ministros y el próximo miércoles deberá superar su primera prueba de fuego en la Asamblea Nacional. Aunque la Constitución francesa no lo exige, la primera declaración del jefe de Gobierno suele ir seguida de un voto de confianza.

Los socialistas no tienen la mayoría parlamentaria absoluta, por lo que Michel Rocard pasó sus tres años al frente del ejecutivo realizando malabarismos en la Asamblea Nacional.

Es difícil que Cresson tenga el mismo éxito que Rocard. Los centristas, en boca de Pierre Mehaignerie, han afirmado que con Cresson, calificada de "sectaria" e "intolerante", ha terminado el período de "apertura" y "consenso" de Rocard. Los comunistas han expresado su decepción por el hecho de que el giro a la izquierda haya sido tan pequeño. Sin embargo, Georges Marchais ha anunciado que los comunistas "no tienen ningún interés" en votar una moción de censura y provocar elecciones anticipadas.

Cresson ha afirmado que si el Parlamento no le otorga la confianza, Mitterrand se verá obligado a disolverlo. Cresson tiene a su favor el temor de todas los partidos a comparecer ya ante los electores.