La policía sospecha que asesinos a sueldo han enviado ya cinco paquetes-bomba a empresarios
La Policía y la Guardia Civil centran su investigación sobre el paquete bomba que el pasado martes mató a dos personas en Torre Pacheco (Murcia) en una persona o una mafia que fabrica artefactos por encargo. Otros cuatro paquetes han sido remitidos a empresarios y financieros en los últimos años. A los dos fallecidos de Torre Pacheco, se unen los asesinatos de un ejecutivo en Valencia, hace un año, y de un industrial de Pamplona, en 1987. Otros dos empresarios salvaron su vida al sospechar y no abrir paquetes de similares características en Socuéllamos (Ciudad Real) y Palencia.
La Policía tampoco descarta que, ante la impunidad de los anteriores crímenes, comience a expandirse esta forma de asesinato. El caso de Torre Pacheco sería, para esta segunda teoría policial, el primer aviso.El artefacto de Murcia contiene características que recuerdan el sistema de fabricación de explosivos de algunas unidades militares.
Todos los destinatarios de paquetes han sido empresarios o financieros. Los cinco artefactos fueron remitidos a través ele empresas privadas de transporte de mercancías. Asimismo, todos los paquetes consistían en una caja de madera o de conglomerado. Estas empresas ele transporte no disponen de sistema para detectar explosivos en el interior de los paquetes que remiten diariamente.
El paquete que costó la vida esta semana al industrial José Armero, de 39 años, y a su compañera Carmen Puerta, de 30, fue remitido desde las oficinas de Seur en el Pla de la Vallonga, en Alicante. Desde esas mismas oficinas salió el paquete que costó la vida en Valencia al ejecutivo de la empresa Intermediarios Financieros, Juan Antonio Pérez, de 31 años. Hoy, sábado, se cumple el primer aniversario de ese hecho.
Seur también fue utilizada en el primero de los asesinatos. Desde sus oficinas de Burgos salió el paquete que rnató al empresario de Pamploria Javier Biurrun. Este atentadc, se proclujo en enero de 1987. Un año más tarde, el 12 de enero de 1988, el industrial Jesús Delgado, de Socuéllamos (Ciudad Real), recibió un paquete sospechoso y denunció el hecho. Los especialistas policliales detectaron que se trataba de un explosivo.
Al día siguiente, el empresario Antonio Díaz-Regañón, de Palencia, recibió un paquete similar, pero sus sospechas también le salvaron la vida. La empresa de transporte einpleada en estos dos últimos atentados fue Azkar.
Móviles diferentes
La principal hipótesis de la policía es que los móviles de los asesinatos, frustrados o consumados, son diferentes en varios de estos casos. Según esta teoría, los destinatarios no guardan relación entre ellos, excepto en la persona o personas que fabrican las bombas.
Sólo en los casos de Pamplona, Palencia y Socuéllamos se sabe que los empresarios se dedicaban a la misma actividad industrial, relacionada con máquinas del sector lácteo. En el caso de Murcia, la proximidad del hecho no permite aún conclusiones definitivas. El artefacto de Torre Pacheco disponía de un sistema de detonación complejo que garantizaba la explosión. Contenía 11 pilas de petaca conectadas en paralelo. Con una de ellas hubiera sido suficiente para que el circuito funcionara, pero la persona que construyó la bomba quiso asegurar al máximo su efectividad. El explosivo era goma-2 en gran cantidad.
El sistema de apertura de la caja era diferente al de los otros cuatro. Las anteriores se abrían por el sistema de corredera, mientras la de Torre Pacheco tenía una tapa clavada al resto de la caja. Al ser levantada la tapa se separaba un elemento aislante y se conectaba el sistema eléctrico. El paquete contenía un reloj, utilizado por el fabricante como seguridad personal durante las tareas de construcción de la bomba.
Los informes, policiales realizados respecto a los otros paquetes concluían que el sistema empleado era "tecnología militar", con una fabricación típica de la empleada por unidades guerrilleras" del Ejército.
El paquete de Murcia no era idéntico, pero suis innovaciones no son tan importantes como para descartar la misma autoría. El cambio de la trilita, em pleada por los primeros arte factos, a la goma-2 de la bomba de Torre Pacheco, coincide con la misma modificación que se ha registrado en el Ejército en los últimos años.
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