El resucitado
Lucho Hererra es un resucitado del ciclismo que, además, dentro de nada, salvo imprevistos -una buena actuación en el próximo Giro, por ejemplo-, subirá a los coches como director. Ha vuelto a brillar ahora -igual que en 1987-, justamente en el año de su despedida. Tras dos temporadas en que el Jardinerito ya no era casi nadie, ayer demostró que aún puede aprovecharse en las cuestas de la penuria general.
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