La fuerza de un ser menor

22.00 Canal +Como se comprobará, el título original de esta película se parece tanto al castellano como un plato de calamares a las cariátides de la Acrópolis. Al mismo tiempo, nada dificil será deducir con qué película se quiso estableceré una semejanza para convocar a la clientela. En cualquier caso, el público no acudió a la cita con la misma prisa con que acudió a ver Rain man. Y mentamos Rain man porque más de un punto de contacto las une.Sin despreciar el Filme de Barry Levinson, valioso, éste de Robert M. Young corre algunos enteros por encima. En efecto, nos habla igualmente de la relación entre dos hermanos, uno de ellos deficiente mental. De profundizar en todas las sensaciones se ha encargado Robert M. Young, un cineasta al que no hay que confundir con Robert Young, realizador de menor estatura, ni con el galán de los años cuarenta y más tarde célebre Marcus WeIby televisivo, del mismo nombre. Para situar la brújula, baste decir que Robert M. Young es el director de Alambrista, una gran película.

El gran logro de Young en La fuerza de un ser menor está en convertir esta carnaza melodramática en un escalofriante ejercicio realista. Hay en el filme una explosión cósmica de sentimientos, pero ninguna concesión al sentimentalismo. Las cosas como son. La muerte del niño, por ejemplo, una escena extraordinaria, con toda su fría veracidad, con el ajetreo de los basureros, madre, vecinos y ambulancias, con el hilillo de las babas de Tom Hulce -gran creación la de Hulce; también la de Liotta- perpendiculeando entre su labio superior y el inferior. Qué duda cabe que cuando la ficción alcanza tal grado de autenticidad, de comunicación, hay que aplaudir sin reservas.