Querelle
0.30 / La 21982 (103 minutos). Director: Rainer W. Fassbinder. Intérpretes: Brad Davis, Franco Nero, Jeanne Moreau. Drama.Con un pasado de rigurosa exploración sirkiana, que es algo así como un buceo en los mecanismos de la pasión y los infiernos que alimentan la contradicción humana; tras una filmografía densa, luminosa y casi visionaria, amén de prolífica y arrebatada, a menudo tocada por la fibra de] exceso; después de serios y notables análisis de la conciencia y el ser homosexual (La ley del más fuerte, Un año con 13 lunas, por ejemplo), era lícito pensar que Fassbinder era un realizador apto, más que apto, incluso, idóneo, para introducirse en los universos de Jean Genet y llevar al cine Querelle de Brest. No era una tarea fácil, sino un desafío de hierro. Los aristócratas de la pureza habrían de saltar a la primera de cambio con sus garras bien afiladas. Y saltaron, divididos entre quienes no toleraban el manoseo de la poética del autor de El balcón, y aquellos que van más allá de cualquier autor y cuidan de no manchar nuestra moral.
La polémica. de la película Querelle fue de órdago y se vio acompañada accidentalmente de otro quiste: la muerte de su traductor cinematográfico y la necesidad de hincar el diente en la película como obra testimonial de toda una carrera. Si somos capaces de despojarnos de prejuicios, coyunturas y otras Zarandajas, qué queda visible, en la pantalla; qué es, en realidad, Querelle? Una obra de veras escandalosa, no por su fondo ya sino por su forma, un monumental pastel colorista que pellizca nuestros sentidos a menos que se posea sensibilidad de mejillón.
Cuando su estreno, con buen tino analizaba desde las páginas de este diario la película Joan E. Lahosa: "Todo lo que en la palabra es sugerencia, en la imagen se reconvierte en sugestión. Este metabolismo resulta eficaz para el tratamiento de los planos simbólicos y patético de la obra pero, obviamente, es una mecánica demasiado pesada para conseguir que la textualidad del Filme remonte a los niveles de incandescente transparencia de la poética de Genet". Y concluía: "Querelle y Fassbinder, fatalmente hermanados, se autodestruyen, se disuelven en el amor, entendido como una búsqueda de identidad. Genet, el viejo diablo, ha parido otro hijo, el fantasma del deseo se ha llevado al otro lado del espejo a otro hombre: Fassbinder, cineasta". Una obra, en cualquier caso, muy a tener en cuenta.
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