¿Con poco oído?

"Eudosio, no te alejes mucho que ya está la comida", fue uno de los chillidos más celebrados en el II Concurso Internacional de Gritos, que terminó la pasada madrugada en Colmenar de Oreja. Gregoria Fernández Piña, que mañana cumple 55 años, fue la primera clasíficada entre los 40 participantes, a pesar de padecer un pequeño problema de oído -lleva un audiófono- Su llamada a voz en grito a su hijo Jesús marcó en los medidores acústicos 108 decibellos, a sólo 12 del récord mundial, registrado en Londres en 1984.

La expectación conseguida el pasado año y las cámaras de televisión animaron a 40 participantes a inscribirse en el concurso de gritos en el Ayuntamiento de Colmenar de Oreja. Los concursantes se desplazaron desde varios pueblos y barrios de Madrid para conseguir una nueva marca de sonidos humanos. Gracias al rango internacional que ha adquirido la prueba, este año se inscribió también la ciudadana alemana Mariam Wasko Yebes.No es fácil batir el récord mundial de gritos conseguido el 9 de septiembre de 1984 en Londres, que alcanzó los 120 decibelios. Pero el concurso estuvo muy reñido, y los participantes, con edades comprendidas entre los 20 y los 62 años, llegaron mejor preparados que en la primera edición, tanto en potencia de voz como en escenificación.

El público congregado en la plaza Mayor de Colmenar pudo divertirse de lo lindo escuchando el grito de un gallo de pelea japonesa en celo, el canto del cucán, el bostezo del recién levantado (¡caray!), niños pidones, bajada de toros, Tarzán, Babaria, Barrila o escarbaora.

Las expresiones de la cara, la fuerza, el volumen, la intensidad, a escenificación, el salero que se puso, las modulaciones de voz, los cambios de tono, el adorno y, para colmo, los decibelios registrados en el audímetro pusieron my difícil el fallo del jurado, que, tras dos desempates, se vio además obligado a solicitar la ayuda del público, que colaboró con sus aplausos para tomar la decisión final.

Gregoria Fernández Piña, que mañana cumple 55 años, fue la ganadora. Con una potente voz comentó que se dedica a las labores de la casa y, además, lleva 25 años limpiando la oficina de la caja de ahorros del pueblo. Gregoria reconoció que chilla mucho, aunque dice que se controla algunas veces para evitar que la gente piense que está loca.

Con las 75.000 pesetas que ha ganado pensaba invitar a sus hijos a una corrida de toros para ver al torero de su pueblo Juan Cuéllar. Y también piensa gastar parte del dinero en comprar zapatos, puesto que su familia tiene una zapatería.

Sirena humana

En segundo lugar quedó Julio Dávila, un joven de Getafe, de 25 años, que trabaja en una agencia le transportes, y que consiguió 50.000 pesetas imitando el sonido de una sirena que alcanzó los 96 decibelios.

El alguacil de Colmenar, Antonio Hernández, de 52 años, volvió a llevarse el tercer premio, le 25.000 pesetas. Este año no llamó a su mujer, María, como en la anterior edición, porque quiso hacer un homenaje al doctor Amaya Pombo, que le operó te un tumor en la cabeza, y al que considera "el mejor de España". Antonio lanzó el alarido Amaya a los cuatro vientos y casi lanzó los cien decibelios.