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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Confusión verde

EL CONGRESO celebrado en Neumünster por el partido de Los Verdes alemanes ha puesto de relieve la profunda crisis por la que está atravesando la formación política: su derrota en las elecciones generales del 2 de diciembre de 1990, en las que quedó sin representación en el Bundestag (Cámara baja) al no alcanzar el 5% del electorado, lejos de provocar un esfuerzo cohesionador, agudizó la lucha entre las diversas tendencias.En la base del proceso degenerativo de un movimiento que en los años setenta había levantado grandes esperanzas de una renovación de la izquierda está sin duda su total carencia de preparación para afrontar los problemas nuevos suscitados por la unificación de Alemania. Numerosos ciudadanos de la antigua RDA habían asumido la ecología como reivindicación combativa frente al caduco sistema del socialismo real. Los Verdes demostraron una gran inmadurez y ceguera políticas al no valorar suficientemente la estrategia popular.

Sin embargo, la llamada ala realista de Los Verdes llegó al congreso de Neumünster con un balance positivo y propuestas útiles. En Hesse y en Renania-Palatinado -Estados donde los realistas dirigen el partido verde- éste se ha recuperado en las últimas elecciones regionales: en Hesse ha entrado en un Gobierno de coalición con los socialdemócratas del SPD, y lo mismo puede ocurrir en Renania. El líder realista Joshka Fisher presentó una propuesta de reforma de los estatutos para corregir normas extremas que impiden una política coherente: la rotación, por la que los diputados y concejales no pueden ocupar un cargo durante más de una legislatura y la incompatibilidad entre formar parte de la dirección del partido y acceder a un escaño parlamentario. La rotación ha sido anulada, pero globalmente el esfuerzo de los realistas por dar al partido mayor madurez y capacidad de influencia política ha sido derrotado.

Por otra parte, los casos de división han afectado seriamente al ala fundamentalista, los llamados fundis. Jutta Ditfurth -figura histórica que presidió el partido antes de 1988- anunció su dimisión, acusando a Los Verdes de convertirse en un nuevo partido bisagra "vagamente coloreado de izquierda". Por otra parte, un nuevo sector, denominado "izquierda moderada", logró imponer su criterio en las principales votaciones. Con ello ha apartado de la nueva dirección a los candidatos realistas -en particular, una diputada prestigiada en las regiones del Este por su papel en la defensa de los derechos humanos- en beneficio de personas desconocidas.

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Todo indica que, después de un congreso tan confuso, la suerte de Los Verdes se diferenciará cada vez más según las diversas regiones. En algunos casos podrán desempeñar un papel político interesante, dando más dinamismo a los Gobiernos regionales del SPD ante problemas modernos como la ecología y el feminismo. Pero en las zonas dominadas por los fundis, o por otras formas de cerrazón sectaria, existe el peligro de que Los Verdes se conviertan en grupos minoritarios, sumidos en debates puramente ideológicos y alejados de la política real.

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