Un ex policía francés dice que su Gobierno y el español colaboraron con los GAL

El ex inspector Jean-Marc Dufourg, que durante nueve años fue miembro de los Renseignements Généraux (RG), servicios secretos franceses, acaba de denunciar en un libro, Sección manipulación, la presunta colaboración de los Gobiernos francés y español en atentados de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Según Dufourg, los RG facilitaron al Ministerio del Interior español datos que permitieron a los GAL asesinar a miembros y simpatizantes de ETA en el País Vasco francés. Funcionarios y colaboradores de Interior obtuvieron esos datos en París y transmitieron a activistas de los GAL en Burdeos.

Dufourg es un hombre turbio. El mismo afirma: "No tengo ninguna vergüenza en definirme como un policía sucio, lo que no quiere decir un mal policía". Las revelaciones de su libro, dicen fuentes del Ministerio del Interior francés, son "fántasías de un hombre acosado y deseoso de venganza". El pasado otoño, Dufourg fue expulsado de los RG y detenido y procesado por su presunta participación en el secuestro y asesinato de un pastor protestante homosexual."Los GAL", señala, "eran una policía paralela animada por el Gobierno español con el objetivo de eliminar físicamente a los militantes de ETA". Dufourg cuenta que en 1985 fue encargado de investigar el asesinato por el grupo terrorista francés Acción Directa del general Audran. Según una informadora de los RG de Burdeos -una prostituta llamada Anne-, los asesinos del general eran Rachid y Plillippe, dos matones vinculados a los GAL.

Un escondite en Burdeos

Anne trabajaba en un cabaré propiedad de un viejo amigo de los hermanos Gilbert y Clément Perret, a los que en varias ocasiones se vinculó a la guerra sucia contra ETA. "Nosotros", dice Dufourg, "sabíamos que los Perret se habían instalado en España, donde habían sido encargados por la policía de reclutar los asesinos de los GAL.

El ex inspector comprendió enseguida que las informaciones de Anne respecto a la participación de Rachid y Philippe en el atentado contra el general Audran constituían una falsa pista. En cambio, Anne probó ser, según Dufourg, una fuente excelente respecto a las actividades de los GAL.

Gracias a una confidencia de Anne, Dufourg descubrió en Burdeos un lugar donde solían reunirse los mercenarios de los GAL. En ese apartamento, el cónsul de España en la ciudad les entregaba pasaportes, permisos de conducir, dinero e instrucciones sobre las víctimas a abatir.

Un día, prosigue el ex inspector, se presentó en la sede de los RG un hombre que dijo llamarse Guerrero Lucas y venir de parte del ministro del Interior español. Era un ex miembro de los GRAPO.

Durante un año, Dufourg vio a Guerrero Lucas frecuentar la sede de los RG, a veces en compañía de "un alto funcionarlo español llamado Pedro". Tras cada visita, Guerrero Lucas volvía siempre a España con documentos. "Yo sabía", dice Dufourg, "lo que contenían aquellas carpetas: nombres, fotos y direcciones de los miembros de ETA refugiados en Francia".

Esas informaciones, añade, eran transmitidas por Guerrero Lucas al Gobierno español, que a su vez, siempre según el ex inspector, se las comunicaba a los GAL en Burdeos.