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VUELTA 91

El pelotón permitió el gran día de Cruz Martín

Robert Álvarez

La desidia del pelotón y la insolencia de Jesús Cruz Martín permitieron a este modesto corredor del Wigarma obtener una victoria que desmintió que el supuesto control que ejerce el ONCE y los equipos con buenos velocistas sea tan indestructible como se presumía. El gran grupo llegó a Jaén con un retraso de casi una hora sobre el horario previsto. Martín, que rodó 184 kilómetros en solitario, tuvo incluso a su alcance el liderato, pero frenó palpablemente su ritmo y permitió que los integrantes del ONCE se intercambiaran por cuarto día consecutivo el jersey amarillo. Herminio Díaz Zabala le devolvió la preciada camiseta a Melchor Mauri, al que su grupo intenta mantener como líder hasta la contrarreloj de Palma.

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Todos, absolutamente todos, estaban convencidos que la etapa iba a resolverse de nuevo en un sprint masivo. Sin embargo Cruz Martín acabó con la creencia generalizada entre todos los corredores, incluso lo más modestos, de que el despilfarro de esfuerzos fuese sinónimo de suicidio por el deseo de ONCE y los numerosos equipos que cuentan con velocista de imponer su ley. Todos, sii excepción, despreciaron el es fuerzo de este corredor palentino de 25 años, que fue tres veces campeón de España de aficionados en pista, pero que tenía prácticamente en blanco su página dedicada al historial de victorias en profesionales donde debutó hace cinco años.Cruz Martín, al que apodan El Pantera, confesó poco después de haber iniciado su escapada en el kilómetro 57, su desconfianza en obtener algun fruto de ella. "¿Estoy loco, no?", bromeó.

Bajo presupuesto

Martín pertenece al Wigarma, el equipo español con menor presupuesto de los 11 del pelotón, con unos 120 millones de pesetas, y que lleva el nombre de un grupo de varias empresas preferentemente dedicadas a la producción de hierros y forjados. Su proeza de ayer, culminando con éxito una escapada de más de 183 kilómetros, es histórica, ya que en la edición de 1960 Federico Martín Bahamontes realizó la escapada más larga, de 243 kilómetros, pero el triunfo en aquella etapa con final en Zamora fue para Gómez del Moral.

Durante su larga escapada el ciclista palentino dijo haber tenido tiempo para todo: "Para pensar en mi mujer y en la gente que me ha apoyado, y que viéndome por televisión seguro que han estado sufriendo tanto como yo. Cuando he entrado en la meta me sentía flotando, como un autómata".

El alarde que realizó ayer Cruz Martín no forzó el ritmo de la carrera que, ante el beneplácito de los favoritos, es opuesto al alocado tren impuesto los años anteriores. Incluso los que más tiempo deben recuperar prefieren esperar a la llegada de la montaña. Laudelino Cubino, que acumula un retraso de casi tres minutos y medio respecto a Fuerte y Lejarreta, no desea que haya beligerancia en las primeras etapas en llano. "Mi intención es aguardar a que llegue la montaña, porque es el terreno en el que mejor me desenvuelvo y mientras tanto reservar fuerzas para defenderme lo mejor posible en la contrarreloj de Palma".

Miguel Induráin, uno de los grandes, favoritos, admite que no se está pedaleando al frenético ritmo de otros años. Pero añade: "Los corredores estamos muy nerviosos porque cada día surgen nuevos problemas. El mal estado de algunas carreteras, el elevado número de participantes, el viento y las caídas nos complican la existencia y provocan que estemos en tensión, a pesar de que no se produzcan tantas escapadas como otros años.

Hasta el momento no se han producido muchas más caídas que en ediciones anteriores, pero su resultado ha sido más negativo. Javier Murguialday (Amaya) sufrió traumatismo craneal y fractura de los huesos propios de la nariz, la misma lesión que perjudicó al holandés Erwin Nijboer (Telekom). José Ramón Uriarte (Banesto) fue hospitalizado con un fuerte golpe, José Luis Laguía (Paternina) abandonó ayer como consecuencia de una reciente caída. La última víctima fue el belga Patrick Robeet (Buckler), que se rompió un codo. Por si fuera poco, en el último kilómetro se cayó Ruíz Cabestany y se hizo una brecha en la cabeza.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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