Sala juzga prioritario reducir el déficit de Renfe, que creció un 8% a pesar del aumento de ingresos
La nueva presidenta de Renfe, Mercé Sala, en sus primeras declaraciones sobre la nueva responsabilidad que le ha tocado desempeñar, ha calificado de "barbaridad" el déficit de Renfe (190.000 millones de pesetas en 1990). Su principal cometido al frente de la red de ferrocarriles será reducir al máximo el agujero por el que se escapa el dinero público. La mejora en la gestión será su caballo de batalla. De acuerdo con las cuentas hasta noviembre del pasado año, presentadas ante la Comisión de Valores hace escasas fechas, Renfe ganó en 1990 más, pero no redujo su déficit.
Mercé Sala se enfrenta a una empresa reorganizada por su antecesor, Julián García Valverde, en 11 unidades de gestión diferenciadas y con importan les retos como son la mejora del transporte de cercanías (un proyecto en el que están comprometidos 197.000 millones de pesetas), el funcionamiento de la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla en 1992, el cambio de ancho de la conexión de la red ferroviaria con el resto de Europa y el fallo de un contrato para adquirir material de cercanías por importe de 100.000 millones de pesetas por el que compiten las más importantes multinacionales del sector.Una de las primeras tareas de Sala al frente de Renfe será examinar en detalle y aprobar las cuentas de la empresa correspondientes al año 1990. El déficit de Renfe, 184.242 millones de pesetas hasta noviembre de 1990, supone un incremento del 8% respecto al registrado en el rnismo periodo del ejercicio anterior a pesar de que los ingresos, tanto en viajeros como en mercancías, experimentaron incrementos significativos.
Los ingresos de Renfe por todos los conceptos hasta noviembre de 1990 se elevaro a más de 150.000 millones de pesetas, 5.000 más de lo presupuestado. En concreto, los ingresos por viajeros ascendieron a 69.929 millones de pesetas 11.000 millones más que en el mismo periodo de 1989 y 5.000 millones más de lo previsto en
el presupuesto de la compañía. Los ingresos por transporte de mercancías, por su parte, superaron los 53.000 millones de pesetas, 1.000 más de lo obtenido en la misma fecha del año anterior, sí bien, la cifra es muy inferior a las previsiones de ingresos por este concepto contenidas en el presupuesto de la empresa (56.540 millones).
Los datos señalados están contenidos en la cuenta de resultados hasta el mes de noviembre de 1990 presentada por Renfe a la Comisión Nacional del Mercado de Valores y forma parte del folleto informativo remitido al organismo en el que se solicita autorización para realizar una emisión de pagarés por importe de 250.000 millones de pesetas.
Las cuentas de Renfe cifran los gastos hasta noviembre del pasado año en 240.122 millones de pesetas, 13.000 millones más de lo previsto. En el capítulo de gastos, destaca por su cuantía el que atiende a los gastos de personal. La compañía destinó a este fin, hasta noviembre, 147.189 millones de pesetas, 9.000 millones más de lo previsto y 16.000 millones más de lo que se había gastado en el mismo periodo de 1989.
Deuda exigible
Del balance de la compañía y la comparación noviembre de 1990-diciembre 1989 cabe destacar asimismo la reducción en alrededor de 8.000 millones de pesetas de la deuda exigible a largo plazo y que se eleva a cerca de medio billón de pesetas. Por el contrario, el exigible a corto plazo ha aumentado en 36.000 millones y ha alcanzado la cifra de 264.661 millones.De acuerdo con la documentación remitída a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla suponía en principio una inversión de 262.500 millones de pesetas. Los capítulos más costosos de la obra son los que se refieren a las obras entre Getafe y Córdoba (110.000 millones a invertir por Transportes), la electrificación y señalización de la línea (40.000 millones a invertir por Transportes y 20.000 por Renfe) y el tramo Córdoba-Sevilla que supondría una inversión estimada para la compañía que preside Mercé Sala de 41.500 millones de pesetas.
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