Acuerdo entre Cartemar y Banif para el cobro de los obligacionistas de la inmobiliaria
La inmobiliaria Cartemar, cuyo principal accionista es José Ignacio Barreras, ha alcanzado un acuerdo con el Banco Banif para que los obligacionistas de la entidad inmobiliaria puedan disponer de sus recursos asegurados por el banco ante los problemas que atravesó la empresa para hacer frente a esas obligaciones.
Este acuerdo, ya escrito, está supeditado a una valoración que American Appraisal está haciendo y que permitirá levantar la pignoración de una serie de activos por parte de Barreras.La pignoración impedía que en caso de suspensión de pagos de la inmobiliaria fueran a parar de forma prioritaria a la propia Cartemar. Los obligacionistas requirieron notarialmente a Cartemar para que levantase esa pignoración sobre sus mejores activos (véase EL PAÍS del 4 de marzo de 1991).El Banco Banif, perteneciente al Banco Hispano Americano, y que había asegura de la emisión de obligaciones por valor de 1.200 millones de pesetas de Cartemar, retirará el requerimiento notarial que presentó en marzo pasado ante la pignoración de los mejores activos por parte de Cartemar. Los activos con los que Cartemar avalará la emisión de obligaciones se encuentran en la sociedad filial Norcasa. Esta empresa cuenta con reservas de suelo en Asturias dentro de un paraje que no ha sido castigado por la recesión del mercado turístico y también con solares en la Costa del Sol.Con estos activos, los obligacionistas ven conseguidos sus objetivos, y además Cartemar queda sin apenas deudas, según medios cercanos a la misma. Una vez los obligacionistas vean que quedan avalados su títulos por la inmobiliaria posiblemente se convoque junta general.Cartemar inició sus actividades en el año 1972 como sociedad de cartera. Sin embargo, y ante la llegada de la crisis bursátil de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, su consejo de administración decidió ampliar su objeto social y empezar a trabajar dentro del sector inmobiliario.
Fue a partir de 1987 cuando la Inmobiliaria Cartemar comienza a cotizar en los mercados bursátiles y convierte este negocio en su principal actividad. Al aprovechar el fuerte tirón del sector en la década de: los ochenta logra un crecimiento espectacular y precisa de nueva financiación para el desarrollo de su planes de expansión. Esto le llevar a abordar cuatro emisiones de obligaciones sucesivas, con buenos resultados en las tres primeras. Sin embargo, la cuarta se efectúa en un momento de declive del boom lo que hizo que no pudiera hacer frente a la misma. Así se originó el conflicto, que ahora parece salvarse con el acuerdo alcanzado. Para ello fue necesario requerir notarialmente al primer accionista para que no se quedase con los principales activos.
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