No se ve al presidente

El presidente del Congreso de los Diputados ha dado en la diana ciertamente al afirmar según lo publicado por EL PAÍS el 27 de marzo, que "el presidente del Gobierno no va mucho al Parlamento, en comparación con lo que van otros presidentes de Gobierno de otros países".El señor Pons, sin embargo, bien pudiera haber ido más lejos. Exceptuando las reuniones del ejecutivo de su partido en la calle Ferraz y las vacaciones en Andalucía, el presidente del Gobierno sencillamente no va a ninguna parte en España.

Aunque no exactamente la santa de mi devoción, la señora Thatcher dio siempre un ejemplo como jefe del Gobierno, el cual pudiera ser aleccionador para el señor González y sus asesores.

Dos veces por semana, los martes y los jueves por la tarde, salvo raras excepciones, estuvo en su sitio en la Cámara de los Comunes para contestar a un sinfin de preguntas, amén de participar en numerosos debates parlamentarios. El señor González no pudo ni estar presente el segundo día del debate sobre el estado de la nación.

Resultó, además, casi monótono ver la fotografía de la señora Thatcher en las visitas continuas a todos los rincones del Reino Unido, a veces con casco en una fábrica, bajando a una mina e, incluso, en la torreta de un tanque. Por no ser menos, su sucesor fue rápidamente a Arabia Saudí a visitar las tropas británicas y salir retratado en mangas de camisa. Por lo que se sabe, el presidente del Gobierno español ni se ha molestado en recibir a los capitanes o a algunos tripulantes de los barcos destinados en el Golfo.

Parece ser que, igual que Felipe II en su Escorial, los jefes del Gobierno en este país se prenden de un deseo curioso de reclusión, el cual pudiera definirse como síndrome de la Moncloa.-