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El INI ganó el año pasado 9.237 misllones de pesetas, 61.000 menos que en 1989

El Instituto Nacional de Industria (INI) cerró el año pasado con unos beneficios de 9.237 millones de pesetas, cifra inferior en 61.000 millones a la obtenida el ejercicio anterior, según hizo público ayer su presidente, Javier Salas. Salas afirmó que este descenso se debe a que los costes se han disparado, en tanto que los precios se han mantenido, "e incluso han descendido en muchos casos".

El máximo responsable del INI recalcó, no obstante, que éste es el tercer año consecutivo que se cierra con saldo positivo, "a pesar de que la coyuntura económica no ha sido favorable".

La diferencia entre los beneficios de un año y otro podría haberse incrementando en 12.000 millones de pesetas más, puesto que esta cifra fue dotada para cubrir las deudas fiscales derivadas de los fondos de pensiones de Enasa. Estas deudas tuvieron que ser saldadas antes de su venta y fueron recogidas en el ejercicio de 1989. Por ello, el INI dio un avance de resultados de 1989 en el que se contemplaban 82.000 millones de pesetas de beneficios, que en realidad fueron cerca de '70.000. Además, en los resultados de 1989 se incluían Ateinsa y La Maquinista -ambas con pérdidas- que fueron vendidas ese año y, por lo tanto, no contabilizaron en 1990. De ello se deduce que el descenso de los beneficios del INI puede haber sido superior al anunciado.

De cualquier forma, Salas resaltó seis factores que han influido decisivamente en que los resultados no fueran tan boyantes como el año anterior: la desaceleración de la demanda, los altos tipos de interés, la caída de los precios de las industrias de proceso, el aumento de las importaciones, la apreciación de la peseta y la inestabilidad internacional.

El hecho de que la mayor parte de estos factores se hayan mantenido en buena parte del primer trimestre del presente ejercicio preocupa, a la alta dirección de Instituto, que no descarta que 1991 acabe con números rojos en el balance. "Este año podemos entrar, en pérdidas, dado que es un ejercicio que ha nacido con las suficientes incertidumbres como para provocarlos. No obstante, espero y, si me apuran, creo que no habrá tales pérdidas".

Los ingresos totales del grupo durante el año pasado rondaron los dos billones de pesetas, un 3% más que en el ejercicio precedente. En 1990, el Estado aportó al INI 125.000 millones de pesetas, mientras el Instituto destinó a sus filiales 160.000. En conjunto, la deuda del grupo de empresas públicas a 31 de diciembre de 1990 ascendía a 1,6 billones de pesetas. Para el año en curso, los Presupuestos conceden al INI 98.000 millones de pesetas, en tanto que las dotaciones a sus filiales ascenderán a 136.000.

Actividades diversas

El desglose de las actividades del grupo muestra que las empresas dedicadas a energía -el grupo Endesa- han salvado el balance. El grupo Endesa acabó el año pasado con unos beneficios de 108.835 millones de pesetas, 16.000 más que el ejercicio anterior.

Por contra, las empresas dedicadas a proceso y transporte fueron las que registraron un peor comportamiento. El núcleo de sociedades especializadas en industrias de proceso (siderurgia, aluminio y pasta de papel) arrojaron unas pérdidas globales de 45.000 millones de pesetas. Dentro de la siderurgia, tan sólo el grupo Ensidesa presentó un balance con pérdidas superiores a los 11.000 millones de pesetas, cifra que contrasta con la de Inespal, que obtuvo unos beneficios de 2.600.

Las pérdidas de Iberia (28.000 millones) y de Aviaco (3.600) arrastraron al conjunto de empresas del INI que se dedican a transporte, que, en su conjunto, sufrieron el año pasado unas pérdidas de 35.000 millones de pesetas.

El presidente del INI dio un somero repaso al horizonte al que se enfrenta el grupo, actividad por actividad. En las industrias de proceso prevé "una ligera alza en la demanda de productos y una moderada mejora del bajo nivel de precios actual, siempre supeditada a la presión de productos del exterior". Respecto a las industrias de equipamiento, Salas hizo especial hincapié en el mercado de Defensa. "Es previsible que, a consecuencia de la distensión mundial, se acentúe la paralización que ha sufrido este sector y haga necesaria su reordenacion", anunció.

Sobre el sector eléctrico, uno de los puntos fuertes del grupo, Salas se mostró partidario de potenciar un esquema en el que se se concentren las actividades de generación, y en el que se atomicen las operaciones de distribución. Dónde el panorama es más sombrío es en el de transporte aéreo. Según Javier Salas, los primeros síntomas de crisis general y la guerra del Golfo, "lo han complicado". Sin embargo, descartó que Iberia fuera a emprender una ampliación de capital en breve.

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