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Secuestrado en Madrid un profesor que fue confundido con un constructor

Dos hombres y una mujer secuestraron en Madrid y posteriormente liberaron en la noche del pasado miércoles a un profesor de EGB, Manuel Ruiz, que salía de impartir clases en el domicilio de Adolfo Sobrino Murías, principal accionista de una constructora que licitó para las obras de la autovía de Leizarán. Los secuestradores -que en ningún momento se identificaron como miembros de ETA-, según la víctima, dialogaban en castellano entre sí pero con la clásica construcción de las frases de numerosos vascos consistente en utilizar el condicional por el subjuntivo.

A las 21.30 del pasado miércoles, el profesor Manuel Ruiz, que reside en el madrileño distrito de Moncloa y es profesor de EGB, salía de la casa de Adolfo Segundo Murías, en la zona residencial de la Moraleja, donde acababa de impartir clases a un hijo del empresario.Tras montarse en su vehículo, un Ford Escort rojo, emprendió el regreso a su domicilio. A los pocos minutos, su coche era bloqueado por un Renault 18, del que descendió un individuo. Éste, tras subirse al Ford Escort del sorprendido maestro, apuntó con una pistola a la cabeza de Manuel Ruiz y le conminó a seguir con el coche al R-18. Unos metros más adelante, ambos vehículos se detuvieron. Manuel Ruiz fue obligado a subirse al auto móvil de los secuestradores. Los captores encapucharon al profesor, al tiempo que uno de ellos ponía el R-18 en marcha con rumbo indeterminado.

Durante el trayecto, los secuestradores preguntaron a su rehén si era Adolfo Sobrino, a lo que el profesor replicó que no, al tiempo que se identificó como Manuel Ruiz. Los secuestradores empezaron a mostrar dudas sobre si no habrían cometido un error. Reflexionaron en voz alta si, según la información que les había sido suministrada, el vehículo de Adolfo Sobrino era un Volkswagen Polo rojo o un Ford Escort rojo. Tras llegar a la conclusión de que se habían confundido tanto de vehículo como de hombre, condujeron a Manuel Ruiz a un descampado en las cercanías del aeropuerto de Barajas. Allí, con la orden expresa de no dar parte a la policía antes de una hora, le dejaron abandonado. Posteriormente, un automovilista que pasaba por la zona le recogió y le condujo hasta la comisaría de Alcalá de Henares, donde a la una de la madrugada del jueves presentó denuncia. El secuestro se produjo cuando la Policía desactivaba un coche-bomba en Madrid cargado con 25 kilos de amonal y aparcado frente a unas viviendas de militares.

Alto y moreno

El secuestrado cree que le llevaron de la Moraleja al citado descampado a través de algún camino de segundo orden dado el vaivén del vehículo. El hombre que le apuntaba con la pistola, según su descripción, era "alto y moreno".Los secuestradores hablaban en castellano con la construcción de las frases de muchos vascos, consistente en utilizar el condicional por el subjuntivo.

El constructor Adolfo Sobrino Murías fue uno de los seis empresarios vascos que licitaron por el proyecto de construcción del tramo guipuzcoano de la autovía Irurtzun-Andoáin y que se retiraron del mismo "por el pánico generalizado que había en sus empresas" ante el incremento de las amenazas de ETA.

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El intento de secuestro se produce días después que esa organización terrorista diese a conocer por segunda vez, en sendos comunicados publicados en Egin, su "voluntad de no intervenir" en el conflicto de la autovía. Orden que a tenor de las actividades realizadas por el comando, autor de las acciones efectuadas en Madrid y Valencia, no parece que haya llegado a sus integrantes.

Durante el mes de marzo, ETA ha asesinado a José Casañ, subdelegado de Ferrovial en Valencia, ha colocado un coche bomba en la sede de Construcciones y Contratas en Madrid y ha intentado secuestrar a Adolfo Sobrino, el mayor accionista de la empresa Construcciones Adolfo Sobrino, con sede en San Sebastián.

En medios de la lucha antiterrorista no se descarta que con el intento de secuestro, más que una cuestión económica, los terroristas persiguiesen presionar a las instituciones en un intento de forzar la postura que con el tema de la autovía han estado manteniendo.

La empresa Adolfo Sobrino sufrió un atentado en septiembre en las oficinas que la constructora tiene en Beasain (Guipúzcoa). El diputado general de Guipúzcoa, Imanol Murúa, cree esta acción es un intento más de de ETA para "amedrentar a los empresarios que tengan intención de participar en las obras".

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