Redondo no ha abierto la batalla por la sucesión
Nicolás Redondo mantiene su decisión de agotar el mandato como secretario general de la UGT hasta el próximo congreso confederal que se debe celebrar dentro de tres años. Redondo no ha hecho ningún gesto para abrir la batalla por la sucesión en un momento en que la central ha recuperado la cohesión y la tranquilidad después de los buenos resultados obtenidos en las elecciones sindicales, aún pendientes de la proclamación oficial.
"El sindicato no se plantea ahora la carrera sucesoria", manifestó ayer Alberto Pérez, vocal de organización de UGT, quien desmentía así la información difundida el domingo por Efe, según la cuál José María Zufiaur habría sido nombrado secretario general adjunto de la central ugetista configurándose así como claro sucesor de Redondo.La batalla por la secretaría general, que Redondo abandonará previsiblemente dentro de tres años, quedó saldada en el último congreso del sindicato celebrado en abril de 1990, con dos incógnitas: si realmente Redondo abandonaría en 1994 su cargo, como había manifestado en alguna ocasión, y si el delfín estaba ya decidido. Ni una ni otra quedó despejada, pero entre la ejecutiva de UGT no había ayer ninguna duda de que las cosas desde entonces no han experimentado ningún cambio, excepción hecha del fortalecimiento de la central por los buenos resultados electorales.
"No hay ningún informe, ni de la ejecutiva ni del comité confederal en el que se proponga el nombramiento de secretario general adjunto", manifestaron ayer Alberto Pérez y Antón Saracíbar, secretario de organización. Mientras, José María Zufiaur, aquejado de una molesta enfermedad, estaba ilocalizable.
Los miembros de la ejecutiva añadían, además, que para crear la figura del secretario general adjunto habría que modificar los estatutos de la organización en un congreso confederal, sin que esto ocurriera en el del año pasado.
En ese congreso, Zufiaur y Antón Saracíbar aparecían como los más firmes candidatos a la sucesión. El primero, resultó elegido vocal confederal sin responsabilidades específicas, mientras Saracíbar salió designado secretario de organización. Ello permitió que ambos colocaran a sus hombres en una ejecutiva que resultó muy equilibrada para las dos tendencias. Con ello, a juicio de la dirección del sindicato, la pelea por la sucesión quedaba larvada, sin que ahora haya despertado. A este respecto se señalaba ayer que era absurdo comenzar una batalla cuando aún quedan tres años para la renovación de los cargos y cuando el propio Redondo ha salido muy fortalecido tras los resultados obtenidos en las elecciones sindicales. "Es posible, incluso", decían ayer miembros de la ejecutiva, "que al final decida continuar un mandato más.
En cualquier caso, Nicolás Redondo no quiso hacer ayer ninguna declaración.
Los estatutos prevén que para adelantar un congreso se debe producir a causa de la dimisión del secretario general, por la revocación o dimisión de la mitad de los miembros de la ejecutiva, por que lo pida la mitad más uno de los representantes del comité confederal, o el 25% de las organizaciones territoriales y sectoriales.
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