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GENTE

José Luis Borau

Vuelve al Festival de Berlín, ahora como miembro del jurado

José Luis Borau ha vuelto al Festival de Cine de Berlín, donde una película producida por él, Camada negra, obtuvo en 1971 el Premio de la Crítica a la mejor director. Pero, en esta ocasión, el director español es miembro del jurado de esta muestra cinematográfica, que, junto con la de Cannes y la de Venecia, es una de las más importantes del mundo. Borau comparte la responsabilidad de entregar los premios con, entre otros, el presidente del jurado, el alemán Volker Schölondorff, y Gillo Pontecorvo, Laurie Anderson y Chantal Akerman.Este año hay, por lo menos, una película española a concurso, Amantes, de Vicente Aranda, lo cual, en los tiempos que corren para el zinc español, no deja de ser una novedad. Borau se queja amargamente de la situación actual de la industria cinematográfica en España. "El año pasado no hubo película española a concurso ni en Berlín ni en Cannes, ni siquiera en Valladolid. De hecho, en 1990 se hicieron en España tan sólo 37 películas, la cifra más baja desde 1946, y además, en una buena parte se trata de películas que son consecuencia de empresas arriesgadas o simplemente aventureras, sin distribución, y muchas de las cuales no llegan ni a estrenarse en Madrid".

El propio Borau no hace una película desde Tata mía, en 1986, y sigue sin poder sacar adelante uno de sus proyectos más queridos, Gatuperio, para el que no consigue financiación. Pero ahora, volviendo a su primitiva faceta de productor, ha conseguido al fin que TVE firmara el contrato para Celia, una serie de seis capítulos basada en los cuentos de Elena Fortuny, cuyos guiones ha escrito el propio Borau junto con Carmen Martín Gaite y que dirigirá José Luis Cuerda.

Al director español, como a todos los miembros del jurado berlinés, obligados a visionar todos los filmes del concurso, le queda poco tiempo para pasearse por la ciudad reunificada, pero en una escapada hacia el viejo centro histórico berlinés, que se encontraba antes en la parte oriental de la ciudad, no pudo resistirse a la tentación de hacerse con un trocito del viejo muro que dividía Berlín, aunque no lo suficientemente grande como hubiera querido.

Lo que realmente impresionó al director español fue la visita al Museo Pergamon. "La belleza", decía Borau tras contemplar los bajorrelieves y el altar de la ciudad griega de este nombre situada en Anatolia, "la dejaron definida los griegos. Luego se han hecho muchas cosas, pero esto nunca ha sido superado".

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