Las lágrimas de Alá

J. M. / F. S, La corrupción policial de la aduana de Algeciras no se explica sólo por la tentación que para los agentes suponían unas pesetas extras para anadir a su salarlo profesional. Otros alicientes, y no precisamente el del enriquecimiento económico, corrompieron a casi la totalidad de los 50 funcionarios destinados en la comisaría del puerto algecireño.

Los comentarios en la ciudad, procedentes incluiso de familiares de los policías, apuntan a que muchos de ellos vivían una situación matrimonial difícil debido a sus relaciones extramatrimoniales con jóvenes magrebíes. Varios de los policías implicados en el sellado fraudulento de pasaportes se han divorciado de sus mujeres en los últimos dos años.

Dejar entrar ilegalmente en España a ciudadanas norteafricanas suponía obtener una comisión de 20.000 o 30.000 pesetas y disfrutar de un harén particular. Una tercera fórmula de pago, mediante artículos de piel y otros objetos, ha originado en Algeciras un nuevo sector de comerciantes estrechamente vinculados al Cuerpo Nacional de Policía. En este grupo figuran algunos familiares y amigos de los implicados en la denominada Operación Lágrimas de Alá. Algunos de estos establecimientos aparecen incluidos en las diligencias que instruye el juez Manuel Gutiérrez Luna.

Se han investigado también algunos clubes de alterne del Campo de Gibraltar, en donde podrían haberse colocado algunas magrebíes. Sin embargo, tras las filtraciones iniciales del caso han hecho desaparecer a algunas. Las que se han encontrado tienen regularizada su situación laboral como camareras.