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El PCI inicia hoy el congreso que le convertirá en una nueva formación política

Juan Arias

El Partido Comunista Italiano (PCI) inaugura hoy en Rimini, la ciudad de Federico Fellini, su histórico 20º congreso, que ratificará su transformación radical en una nueva formación política: el Partido Democrático de la Izquierda (PDS, en italiano). El nuevo partido tendrá como símbolo una encina que ahonda sus raíces en el viejo símbolo de la hoz y el martillo.

El cambio se produce a los 70 años exactamente de su nacimiento en Livorno de la ruptura del partido socialista. Para los pesimistas, el 201 Congreso del PCI será como un "entierro" del glorioso partido que dirigieran Togliatti, Gramsci, Longo, Berlinguer, Paglietta, Ingrao y tantos otros personajes que pasarán a la historia del más importante y vivo partido comunista de Occidente.Para los optimistas, por el contrario, se trata de un "nacimiento", de la aparición de una nueva criatura política llamada a recoger todo lo mejor de la herencia del atípico comunismo italiano para dar vida a un proceso que no dejará de tener repercusión en toda la huérfana izquierda europea.

El secretario general, Achille Occhetto, entrará directamente en materia con un discurso de apertura que lanzará a las bases comunistas hacia el nuevo partido. A continuación se pasará a una discusión que durará dos días.

El congreso, que habrá enterrado el viejo nombre y el viejo símbolo, se clausurará el domingo con otra intervención de su secretario general.

La gestación del paso del PCI al PDS no ha sido ni corta ni fácil. En algunos momentos ha sido dramática. Para Occhetto ha sido sin duda la experiencia más dura y difícil de su carrera política y hasta de su vida. Sobre todo, cuando se temió que el líder más carismático del comunismo italiano y con fuerte arraigo en las bases, Pietro Ingrao, podía romper el partido y abandonarlo.

Occhetto llega al 20º congreso, tras un año de debate muy duro, más fuerte que cuando salió del congreso de Bolonia de hace un año, en el que se dio luz verde al nuevo proyecto, con un 65,8% de votos. Los congresos provinciales previos al congreso de Rimini le adjudican ahora un apoyo del 72,3%. A esto se añade la satisfacción de que Pietro Ingrao, aunque mantiene una posición. crítica, seguirá dentro del nuevo partido. Pero como no hay rosa sin espinas, se llega a Rimini con el dolor de saber que 100.000 viejos comunistas no han renovado su carnet como protesta ante el cambio.

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La guerra del Golfo, con todas sus tensiones, ha influenciado al final este congreso y su sombra no dejará de pesar sobre él. Aunque la posición decidida de Occhetto en el Parlamento contra la entrada de Italia en guerra ha servido para saldar viejos rencores de estos meses pasados.

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