_
_
_
_
GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Que nadie se mueva, es la guerra

Vuelos cancelados, amenazas de bomba y malas perspectivas para el turismo, primeros efectos de la guerra en España

LOLA GALÁN / AMELIA CASTILLA.Alicia jugaba en el patio cuando sonó la alarma. Pese a ser un sonido habitual, no pudo evitar pegar un bote, pero inmediatamente recordó las instrucciones: recoger a toda prisa el abrigo y abandonar la escuela. Una maniobra mil veces repetida en el Colegio Americano en Madrid, donde abundan las alarmas de bomba. La situación de este centro es sólo un síntoma del pánico que vive Europa desde el día 16. En España se ha concretado en decenas de vuelos suspendidos, reservas de hoteles canceladas y una crisis que parece responder a una consigna: que no se mueva nadie, es la guerra.

"Desde que estalló la guerra del Golfo las amenazas se han multiplicado en el Colegio Americano", asegura el padre de Alicia, un pacifista convencido que optó por la educación bilingüe para sus hijas.Los norteamericanos habían preparado un sistema de alarma en el centro días antes de estallar la guerra, ante las amenazas terroristas de Sadam Husein. El plan de seguridad incluye medidas especiales -con policías y perros adiestrados- para recoger a los alumnos. Las medidas son más extremas en el caso de los niños norteamericanos, a los que se ha pedido que no vayan en grupos.

La inquietud se ha extendido también a otros colegios internacionales, especialmente el Liceo Francés y el Colegio Británico, quizá por la mayor implicación de los respectivos países en el conflicto, que han reforzado las medidas de seguridad.

Los vientos de guerra han provocado un huracán de suspensiones: congresos internacionales, carnavales y fiestas de gran lujo, como el anual baile de la Opera de Viena, se han anulado, y hasta los ejecutivos de las compañías multinacionales, que habitualmente llenan aviones, trenes y hoteles, han recibido instrucciones de no moverse de casa. En algunos restaurantes de lujo de Barcelona achacan a la guerra del Golfo y no a la típica cuesta de enero el descenso de clientela , informa Javier Martín. Ya que, según los restauradores, una parte importante de su clientela son turistas o empresarios que han interrumpido sus viajes.

El pánico es especialmente sensible a lo económico. Fuentes del Banco de España reconocen que la cantidad de dinero en efectivo que circula en el país, como consecuencia de la retirada de fondos particulares en las cuentas bancarias, no ha dejado de crecer desde septiembre. "La cifras son espectaculares, aunque carecemos de datos de diciembre y de enero. Pero en noviembre el aumento del dinero en circulación superó cuatro veces el producto interior bruto", admiten.

Tensa espera

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Este extraño impasse ha afectado especialmente a la industria turística española, pendiente de que las repercusiones económicas de la guerra en los principales clientes del país, los británicos, no sean demasiado graves.

"Los grandes operadores turísticos europeos, como Thomson e Intasun, están parados, hay una tensa espera, en la que nadie se mueve", asegura el representante de una gran cadena hotelera de la Costa Blanca, presente en la Feria Internacional de Turismo (Fitur). Las perspectivas no pueden ser más negras, aunque algunos empresarios confiaban en que España pueda beneficiarse del miedo de los europeos a visitar países más orientales, "siempre y cuando", añadían, "la guerra sea corta".

Pero, por corta que sea la guerra, nada impedirá que afecte a la feria de arte Arco 91, prevista para el 7 de febrero próximo. Las indicaciones del Gobierno norteamericano y el pánico a viajar a Europa de sus ciudadanos mantienen los interrogantes sobre la asistencia a la feria de los 24 galeristas norteamericanos previstos. Apenas el 10% del total de asistentes, pero nadie duda que los más importantes.

"Cruzo los dedos para que no pase nada", decía el miércoles Rosina Gómez Baeza, directora de Arco. "Estamos en contacto con todos los galeristas, e insisten en que van a venir porque estar en Europa les interesa muchísimo. Pero hasta el mismo día 7 no voy a estar tranquila". En la misma confianza esperaron en vano la llegada a Madrid del codescubridor del virus del sida, el norteamericano Robert Gallo, los organizadores de un miniciclo de conferencias en el Museo de Ciencias Naturales.

Los estadounidenses -más de 15.000 con residencia legal en nuestro país-, por motivos lógicos, son los más preocupados ante eventuales ataques terroristas. La residencia particular del embajador de EE UU en Madrid está permanentemente vigilada por una tanqueta del Cuerpo Nacional de Policía. En el Encinar de los Reyes, la urbanización de la élite estadounidense en España, se ha puesto en marcha un dispositivo de alerta reforzado por la presencia de guardias civiles a caballo. Los controles en la zona son tan estrictos que ni siquiera los norteamericanos no adscritos a la base de Torrejón pueden utilizar, como hasta ahora, las instalaciones deportivas.

"Lógicamente estamos muy preocupadas por lo que pueda ocurrir", decía la esposa de un ejecutivo de Andersen Consulting destinado en la capital española. "No hemos recibido órdenes directas de Washington, pero tratamos de pasar inadvertidos", añadía la misma personal miembro de un club de norteamericanas.

La otra comunidad en el ojo del huracán, la iraquí, que apenas cuenta con 800 miembros en España, vive otra clase de tensión. La preocupación por la suerte de familiares y amigos en Irak. En la embajada de Husein, también protegida por la policía, la encargada de prensa resumía así la situación: "No hay comunicación de ningún tipo con Bagdad. Y aquí, quedamos ya sólo tres personas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_