Los Bills aventajan a los Giants en las apuestas

El Super Bowl, la final del fútbol americano, promete tener hoy, en Tampa (Florida), dos actos: uno, el de los 2.000 agentes de seguridad reunidos para tratar de evitar cualquier ataque terrorista; otro, e# de los finalistas. A pesar de que el presidente estadounidense, George Bush, ha deseado al país que "disfrute del Super Bowl" y la National Football League (NFL) asegura que se celebrará, "salvo sucesos extraordinarios", no se ha podido eludir la sombra de la guerra del golfo Pérsico. Así, no se sabe qué clase de partido efectuarán el New York Giants, el campeón de la conferencia nacional, y el Buffalo Bills, el de la americana y el favorito en las apuestas.

El contraste entre los dos clubes se resume con una analogía futbolística. El Buffalo, con una ofensiva constante, recuerda a los grandes equipos brasileños en pos del gol espectacular. El New York, a los italianos, con esquemas clásicos, sin errores y con una defensa hermética. Los apostadores de Las Vegas favorecen a los Bills por 6,5 puntos. David Holt, un programador, ha simulado por ordenador este partido 4.430 veces y el Buffalo venció en el 55% de ellas.Los pronósticos en la Prensa están más igualados porque los Giants saborearon el título en 1986 y ahora han derrotado al tetracampeón, el San Francisco 49ers, por 13-15. Éste fue uno de los encuentros más intensos de los play-offs y se decidió en la última jugada, cuando Matt Bahr realizó un fieldgoal (jugada de tres puntos) a 42 yardas (unos 38 metros). Varios de sus compañeros se arrodillaron en grupos a rezar y no vieron la acción. Sólo conocieron la victoria por el silencio sepulcral que cayó sobre el campo. En cambio, es la primera vez que los Bills se clasifican para el Super Bowl.

El Buffalo está en un momento dulce: 95 puntos en sus primeros dos partidos de los play-offs. Derrotó al Miami Dolphins por 44-34. A la semana siguiente, apabulló a Los Ángeles Raiders por 51-3 (en el descanso, 41-3, un récord). Este rendimiento excepcional ha enardecido a una ciudad a orillas del lago Erie y conocida por la nieve, el frío y su progresiva decadencia económica. Su único equipo en la Liga baloncestística (NBA), el Buffalo Braves, se fue de ella hace más de 10 años y ahora es el Clippers, uno de los peores. Su representació1.ón de hockey sobre hielo, el Sabers, es mediocre. Los Bills fueron los campeones de la antigua Liga americana (AFL) de fútbol en 1965 y desde entonces esperan otro mornento de gloria. Algunos aficionados han viajado por tren desde Buffalo a Orlando durante 30 horas.Por su parte, los Giants forman uno de los conjuntos más antiguos, un club con tradición y mitos. No tienen los títulos de un Real Madrid, por ejemplo, pero sí su carisma. Además, son los representantes de la conferencia nacional, ganadora de los últimos seis Super Bowls. Las conferencias son una división que facilita las tablas de elasificaciones, pero los núcleos de cada una se forjaron con los equipos existentes cuando había dos Ligas: la americana y la nacional. Por lo tanto, este encuentro, además de la supremacía del Estado de Nueva York, equivale a un enfrentamiento entre la vieja y la nueva guardia.

Hostetler contra Kelley

Los Giants juegan un fútbol clásico. Prefieren correr el balón a pasarlo y realizan las jugadas decisivas con su defensa. Acabaron la temporada regular con 13 victorias de 16 choques pese a la baja de su quarterback, Phil Simms. Su sustituto, Jeff Hostetler, ha sido una de las revelaciones. Las grandes estrellas de los Giants son defensivas, como el linebacker Lawrence Taylor, rápido e indisciplinado.Los Bills responden con un elenco ofensivo encabezado por el quaterback Jim Kelley. El quaterback es también conocido como mariscal de campo porque es quien inicia la jugada y entrega el balón a un corredor o realiza un lanzamiento a un compañero. Kelley es un auténtico general porque canta las jugadas desde que los equipos se alinean. Su juego es de presión y la defensa actúa por instinto. Es un fútbol estilo NBA.