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EDUCACIÓN

La reforma de la ortografía francesa no será obligatoria en los centros escolares

Los conservadores de la Academia Francesa han ganado la guerra del nenuphar: nadie se verá forzado a escribir esa palabra con f. Los inmortales del parisiense Quai Conti han decidido que la minirreforma de la ortografía francesa que ellos mismos habían aprobado el pasado 3 de mayo no podrá imponerse obligatoriamente en las escuelas, los liceos, los libros, los medios de comunicación, ni en ningún otro lugar.

Los escandalizados por la desaparición de la mayoría de los acentos circunflejos sobre la i y la u, los que lloraban ante la pérdida de la ph de nenuphar y la i de oignon (cebolla), han ganado la partida. La posibilidad de cambiar la grafía de unas 800 palabras de las 50.000 de uso corriente en francés había despertado las iras de ilustres académicos y escritores y del mismísimo Bernard Pivot, el director del desaparecido programa literario Apostrophes.A pocos días del comienzo de la guerra del Golfo, Francia se había sumido en un debate que Jacques Laurent comparó a "la polémica bizantina sobre el sexo de los ángeles". Se trataba de dar o no el acuerdo definitivo a unos cambios en las reglas ortográficas que, como dijo Bernard Cerquiglini, iban a afectar a "menos de dos palabras por página de Proust en la Pleiade". Los enemigos de la reforma pensaban que era cosa seria. En Le Figaro, Jean d'Ormesson pidió a sus compatriotas que se movilizaran contra los cambios. D'Ormesson los rechazaba porque, decía, "son el fruto de la burocracia y no de la libre elección de los usuarios". Y concluía: "Hay algo de reconfortante en el amor de los franceses por su lengua".

Alain Peyrefitte, Jean d'Ormesson, Henri Troyat y los suyos recibieron un apoyo importante cuando Bernard Pivot se alineó en su campo. "Estoy estupefacto", dijo, "al ver cómo desaparecen los acentos circunflejos sobre la i y la u". Para Pivot, discutir de acentos en pleno conflicto del Golfo no era una estupidez. "Son, al contrario, esas aparentes frivolidades las que dan la medida de la fuerza del carácter y del humor de un pueblo", proclamó.

El pasado 18 de enero, la Academia Francesa adoptó una salomónica resolución final. La venerable institución afirmó que la reforma -publicada en el boletín oficial el pasado 6 de diciembre- no debía darse por enterrada. Sin embargo, concluyó anunciando que las rectificaciones "no deben ser objeto de una aplicación imperativa".

La Academia se dio un "periodo de observación" no precisado para "confirmar o rechazar" las modificaciones propuestas. Entretanto, la ortografía actual es la que debe ser aplicada. Eso no quiere decir que se considere "incorrecto" escibir con las reglas de la reforma. En una palabra, que cada cual escriba nenuphar como quiera: al modo antiguo o con una f en vez de la ph.

En principio, todos los establecimientos escolares franceses en el interior del país o en el extranjero debían comenzar a enseñar la ortografía rectificada a partir del otoño próximo. Para consuelo de profesores y alumnos, no será así. No obstante, los que a "título experimental" quieran ensayar las modificaciones no serán reprendidos por ello.

El 3 de mayo de 1990, 29 académicos de un total de 39 aprobaron la reforma. Sin embargo, ante la inminencia de su puesta en práctica, la mayoría de ellos cambió de actitud. Sólo el secretario perpetuo de la Academia, Maurice Druon, autor de novelas de éxito popular y ex ministro de Cultura con Georges Pompidou, y el primer ministro, Michel Rocard, defendieron hasta el final unos cambios tan moderados como confusos.

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