Derecho a la huelga
No poseo relación alguna con el Metro ni con ninguna de las personas que trabaján en él, salvo en que lo utilizo con cierta frecuencia. Sin embargo, quisiera responder a su editorial del 11 de enero en el que, bajo el título La mitad de la mitad, el autor escribe acerca de la injusticia que supone que tan sólo 2,40 trabajadores de la Compañía Metro de Madrid causen con su. huelga tan graves perjuicios a más de 400.000 personas. En mi opinión, sin embargo:1. Es habitual, si no inevitable, el fenómeno según el cual toda huelga resulta considerablemente más cara de lo que hubiera costado siniplemente evitarla, lo que, a mi parecer, sólo puede atribuirse a una típica injusticia del capitalismo según la cual el obrero produce más de lo que obtiene. Aunque la paradoja resulta clara en el sistema capitalista, pienso que es justo que el editorialista lo explique y admita antes de quejarse de ello.
2. La sociedad -en definitiva, el capital y la Administración pública- apenas sufren menoscabo con tales situaciones, pues también admite el editorialista que lo que no gana el Metro lo gana Campsa. Es la economía de otros obreros la que sufre, y no nos engañemos: les quedará medios para gastarse en las rebajas, pero pagarán similar IVA por transporte individual de lo que hubieran pagado por ese mismo concepto en artículos personales.
3. La representación sindical que puedan tener o no tener los inspiradores de la huelga no viene al caso. ¿Qué ocurre, pues: que los afillados al Sindicato de Conductores son unos manirrotos y no les llega el sueldo, mientras que a los del resto de los sindicatos sí?
4. Por último, estoy de acuerdo con el argumentista en que algo falla: falla el hecho de que él y yo -afortunadarnente para ambos- ganamos mucho más neto en una semana de lo que ellos reclaman como aumento bruto en un año. Si estuvieran en su situación o la mía, evidentemente no harían huelga, al igual que no la haríamos él o yo por esa cantidad. Y si la hiciéramos, no habría, a buen seguro, 400.000 personas que nos echaran en falta o vieran alterada su rutina diaria por nuestra ausencia.
La huelga es la huelga sin consideraciones, señor mío, salvo que uno trabaje en sanidad, pediatría o el cuerpo de bomberos, y cuando 240 personas la hacen es que no tienen otro remedio.-
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