Huir del infierno
Los aterrorizados árabes que cruzaron la frontera jordana huyendo de Irak, uno de ellos con un fragmento de un avión abatido bajo el brazo, describieron ayer la infernal salida de una ciudad bajo el fuego. "Nuestra casa vibraba, nuestros cuerpos temblaban, estábamos aterrorizados... no hemos podido dormir en cuatro días", dijo la palestina Amina Kayed, que llegó en autobús de Bagdad, con otras mujeres y niños, al puesto fronterizo de Ruweished."Era el infierno... todo el cielo se volvió rojo, azul y naranja... todo Bagdad estaba el llamas", comentó la mujer recordando los ataques aéreos de los aviones aliados sobre Irak desde que comenzó, la semana pasada, la operación Tormenta del Desierto. "Los niños lloraban todo el tiempo ... pensé que iban a morir de miedo", dijo Kayed, de 47 años, que abandonó Bagdad dejando allí a su marido y a sus hijos, partidarios de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
El conductor jordano, Abdul Wahab Massoud. exhibió un agrietado fragmento de metal de color verde y del tamaño de un plato con números y letras grabadas en inglés. Dijo que se lo habían dado los soldados en el puesto fronterizo de Treibel, que tenían restos de lo que aseguraban que era un avión estadounidense derribado.
Peor que en Líbano
"He vivido la guerra del Líbano pero no hay nada comparado con esto", dijo Nidal Gubrayel, de 23 años. "Es el auténtico terror". Era uno más del reguero de personas, casi todas árabes, que llegaron a este puesto fronterizo jordano ayer. Al parecer, otros cientos de miles esperan una tregua en la lucha.
Kayed y otras mujeres dijeron que se aproximaban a Rutbah, cerca de la frontera jordana, justo cuando los misiles caían. Kayed relató que el conductor del autobús apagó las luces y aparcó a una lado de la carretera hasta que terminó el ataque. Algunos de los evacuados dijeron que vieron fragmentos de aviones abatidos en el distrito de Mansoura en Bagdad.
Bassam Hamoud, de 35 años de edad, un trabajador del campo petrolífero de Kirkuk, comentó que había visto aviones que podían haber llegado de Turquía bombardeando lo que, aseguró, eran refinerías de petróleo vacías.
Amira Saeed, de 38 años, que viajó con su marido y ochos niños, dijo: "Los ataques aéreos fueron feroces, cada minuto sentíamos que la casa se iba a derrumbar sobre nuestras cabezas".
[Por otra parte, el Gobierno jordano ha confirmado que aunque los vuelos internacionales han sido suspendidos, el aeropuertos de Ammán continúa abierto.]
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