La primera guerra por ordenador de la historia
La electrónica controla la batalla del golfo Pérsico
Oleadas de aviones que lanzan sus bombas sobre objetivos enemigos. Es la primera imagen de la guerra de Irak, pero es también el recuerdo de los bombardeos aliados sobre la Europa ocupada en la II Guerra Mundial. Sin embargo todo es distinto ahora. La electrónica ha cambiado los instrumentos y la forma de hacer la guerra. Vehículos armas han sido robotizados y dotados de una mayor o menor inteligencia, y el control ha pasado a los ordenadores. Las de estos días son las primeras batallas electrónicas en tiempo real en la larga historia de conflictos de la humanidad.
Los bombardeos masivos de Irak por parte de las fuerzas aliadas empezaron de noche y con una precisión que no podían soñar los pilotos aliados en los años cuarenta, gracias a los sistemas de radar y de rayos infrarrojos que permiten ver en la oscuridad. La aviación se ha convertido en el vehículo ideal de las técnicas de la llamada guerra electrónica, pero éstas están presentes en todos los instrumentos bélicos de las dos partes. Algo tan etéreo como el espectro electromagnético se ha convertido en la base de la potencia bélica, y quien mejor lo domine ganará la guerra.La guerra electrónica es en realidad la guerra de quien tiene la mejor información final, y empieza con los satélites espía, que no corren el peligro de ser derribados por el enemigo y que no tienen tripulación que pueda ser hecha prisionera. Su perfeccionamiento permite detectar con precisión blancos de interés militar, vehículos y hasta personas, y mantener una vigilancia periódica sobre los cambios en su situación. Con su información, procesada por ordenador y constantemente actualizada, los estrategas ponen a punto los denominados escenarios posibles de la guerra. Estas simulaciones, verdaderos juegos de guerra sobre pantallas, se han estado realizando de forma constante durante los últimos meses y sobre ellas han trabajado los pilotos que luego han realizado los bombardeos.
Al menos una docena de satélites de reconocimiento dotados de cámaras que trabajan en varias zonas del espectro (visible en infrarrojo fundamentalmente) o que pueden obtener imágenes a través del radar están sobre el Golfo actualmente. Pueden ver de noche Y a través de las nubes y pueden identificar fuentes de calor, como los motores de vehículos o los preparativos en los lanzamientos de misiles desde plataformas móviles. Estos satélites tienen el inconveniente de que están situados en órbitas bajas y por tanto, no permanecen fijos sobre la zona. sino que pasan sobre ella dos o tres veces al día. Sin embargo. cualquier movimiento importante de tropas o misiles lleva más tiempo. Para imágenes menos detalladas se recurre a los satélites geoestacionarios.
Imágenes a voluntad
Las imágenes se transmiten y almacenan de forma digital desde los satélites, lo que implica que pueden reconstruirse a voluntad en cualquier momento. El puesto central del mando estadounidense en Arabia Saudí dispone de estaciones portátiles de recepción que permiten a los mandos interrogar a los Satélites y disponer en pocos minutos de imágenes de una resolución aceptable.
Sin embargo, las imágenes de los satélites no son suficientes faltan pocos minutos para iniciar una operacion militar o cuando ésta va ha empezado. Entonces entran en juego los radares volantes, los AWACS (nombre que responde a las siglas en inglés de Sistema de Alerta Control Aerotransportado), aviones de reconocimiento que no sólo detectan blancos, sino que son en realidad centros informáticos que establecen prioridades. transmiten datos y, guían en general los ataques mientras permanecen en constante comunicación con los centros de decisión en tierra. Es la guerra en tiempo real, un término informático que indica que la información se procesa de forma continua a medida que se recibe.
Contramedidas
Como los dos bandos pueden en teoría disponer de toda la panoplia de la guerra electrónica, las armas imprescindibles resultan ser precisamente las no cruentas, las contramedidas electrónicas. que anulan o perturban los radares enemigos.
Los aviones de combate. cazas o bombarderos, no vuelan solos. Las antiguas acronaves de reconocimiento han dado paso a los AWACS que permanecen a gran altura dentro de las fronteras saudíes y a una gran variedad de aviones cuya misión es la guerra electrónica. Estos últimos, dotados de instrumentos de contramedidas electrónicas, libran la batalla de las ondas. Con sus emisores de alta potencia perturban o ciegan los radares enemigos, de forma que no pueden detectar la llegada del ataque. También detectan los haces de radar que guían los misiles tierra-aire y pueden lanzar misiles que se enganchan a ellos hasta destruir la fuente emisora.
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