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Terribles consecuencias

(...) La naturaleza trágica de estos acontecimientos, el choque entre las anacrónicas pero todavía poderosas ideologías del imperialismo occidental y del nacionalismo árabe, ha recibido poca atención. Muchos árabes condenan la agresión iraquí y piden la total retirada de sus tropas, pero se oponen decididamente a un ataque de Estados Unidos. ( ... )Por otra parte, es una cuestión de principios trabajar en y con las Naciones Unidas para enfrentarse a la agresión, mediante la aplicación de sanciones y la acción de organizaciones regionales con vistas a frenar la escalada del conflicto. Sin duda, la razón principal de la creciente inclinación hacia la guerra estriba en que EE UU todavía cree en su derecho a hacer valer su poder allá donde le parezca, en función de sus propios objetivos y arropado por sus propios principios y superior moral. ( ... )

Una víctima importante ha sido la comunicación. La prensa árabe ha caído en desgracia. Los periódicos egipcios y saudíes, casi sin excepción, parecen comprometidos con la destrucción de Irak; en sus páginas se permiten pocas objeciones. Los diarios proiraquíes resultan igualmente estridentes. En ningún lugar es posible articular una tercera vía. La tragedia está en que existe una convergencia entre la guerra contra un Estado del Tercer Mundo y la casi igualmente despiadada propensión árabe hacia la violencia y el extremismo.

, 13 de enero

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