Publicidad y ética
Ya existe para la publicidad un problema que los pobres publicitarios no sabemos cómo mitigar.La saturación de anuncios, la interferencia de los programas y algunas otras consecuencias negativas de todos conocidas. Pero nada de ello significa un insulto, una mofa y un escarnio a la condición de los telespectadores.
Porque hay una cosa que queda siempre muy clara, una inconfundible separación entre lo que es cultura o información periodística y lo que es mensaje comercial.
Referido a televisión, esto ha sido, hasta ahora, un derecho inalienable para el telespectador.
Pero la periodista mercantil, en el sentido más peyorativo de la palabra mercantil, ha violado de forma burda e intolerable este derecho.
Así, en Antena 3 TV, en su primer programa, con el peripatético pretexto de que no toda la vida es amarga, nos cuela un anuncio de azúcar.
Por si fuera poco, y concluyendo, subliminalmente, la apología de una tonadillera, explotando el más tópico idioma folclórico, nos cuela una marca de aceite.
El récord de esta técnica motivacional, insufrible, lo ha batido en el segundo martes de su emisión, regodeándose en el dolor íntimo de un anciano sabio, para con él montar, deleznablemente, la plataforma de difusión de un anuncio de azúcar.
También, por supuesto, el anunciante de azúcar tiene bien en crisis su imagen ética.
Estimo que los periodistas, fundamentalmente, deben rechazar enérgicamente esta perversión a la temática Informativa.
Y aparte de rechazarlo ella, yo quiero preguntar al Ministerio de Hacienda si la señora Encarna Sánchez está dada de alta como agencia de publicidad. Y si paga los impuestos correspondientes.
Me parece un precedente peligroso que si no se corta convertirá todo espacio, supuestamente cultural e informativo, en una abracadabrante comunicación comercial-mercantil intolerable-
Creativo en publicidad.
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