El Papa condena la guerra como solución para restituir el derecho violado por Irak

El papa Juan Pablo II fue muy drástico ayer al condenar la guerra como solución para restituir el derecho violado por Irak con la invasión de Kuwait. El Papa lanzó esta condena al abordar el tema de la crisis del Golfo en su tradicional discurso de comienzo de año ante los 126 embajadores acreditados ante el Vaticano.

"La paz es aún posible", dijo el Papa hablando en francés a los embajadores, que este año le escuchaban con particular interés dado el dramatismo del momento. En la audiencia estuvieron presentes los representantes diplomáticos de Irak, Kuwait y Estados Unidos.Añadió luego que "la guerra supondría la decadencia de la humanidad entera". Según el Papa, lo importante es ir a la raíz de lo que ha provocado la violencia. Por eso afirmó: "Dejando intactas las causas profundas de la violencia en dicha parte del mundo, la paz obtenida con las armas no podrá generar mas que nuevas y mayores violencias". Al mismo tiempo reveló que había enviado un mensaje al secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, haciendo votos para que su misión tenga éxito y pueda así evitarse la "trágica aventura" de un conflicto armado.

El Papa no negó ante los embajadores que la actitud de Irak en Kuwait fuese "una violación inaceptable de las leyes internacionales", pero afirmó al mismo tiempo que una acción militar, incluso limitada, para poner fin a dicha agresión "tendría consecuencias particularmente cruentas y dejaría sin resolver las causas profundas que ha originado la violencia en Oriente Próximo".

Si el año 1990 fue para el mundo el año de "la libertad encontrada", 1991 deberá ser, según el Papa el de "solidaridad entre los pueblos".

Hablando de la crisis del Golfo, el Papa planteó el problema del pueblo palestino "sometido a duras pruebas e injustamente tratado y que aún espera ser escuchado".

Juan Pablo II dijo que "con demasiada frecuencia se ha respondido negativamente a propuestas procedentes de diversas partes que, por lo menos, habrían permitido abrir un proceso de diálogo en vistas a garantizar justas condiciones de seguridad al Estado de Israel y al pueblo palestino sus derechos inalienables". El Papa Juan Pablo II afirmó que el "recurso a la fuerza por causa justa" sería admisible sólo si "fuese proporcional al resultado que se desea obtener" y sí, al mismo tiempo, "se sopesasen las consecuencias que las acciones militares, que cada vez son más devastadoras a causa de la tecnología moderna, podrían tener para la supervivencia de la población del planeta y de la ecología".

El Papa polaco concluyó que las exigencias de humanidad contenidas en tantas declaraciones internacionales "nos exigen hoy inclinarnos sin ambages hacia la absoluta proscripción de la guerra y cultivar la paz como bien supremo al cual deben subordinarse todos los programas y las estrategias".