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Reportaje:

El Big Bang del PSUC

Hace 10 años empezó en Cataluña el desmoronamiento del partido comunista

Enric Company

El 6 de enero de 1981, hace 10 años, finalizó en Barcelona el V Congreso del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), en el que los comunistas catalanes realizaron su haraquiri político. Un sector del partido rechazó la revisión de la ortodoxia emprendida con el nombre de eurocomunismo y provocó un estallido de contradicciones en el grupo dirigente. En el Kremlin, la perestroika estaba muy lejos todavía. El quinto congreso fue un Big Bang que dio a luz una nueva situación en la izquierda catalana, en la que el PSUC no sería ya nunca más lo mismo.

En las siguientes elecciones legislativas, en 1982, el PSUC perdió el 70% de los votos que había recibido en las anteriores: de 494.000 electores se quedó con 145.000.Los delegados habían acudido al V Congreso divididos en tres bloques de distinta envergadura. El mayor, el ortodoxo o prosoviético, estaba formado por los militantes fieles al aparato organizativo del partido. De dimensiones parecidas era el eurocomunista, integrado por varios grupos, entre los cuales el más homogéneo era el compuesto por los ex militantes de Bandera Roja que en 1974 habían ingresado en el PSUC. El tercer bloque, el leninista, estaba formado por quienes se habían opuesto al abandono del leninismo en el PCE impuesto por su secretario general, Santiago Carrillo. Era el colectivo más reducido, pero actuó como bisagra e inclinó la balanza contra la definición eurocomunista.

El hombre que tuvo en sus manos la llave de aquel congreso, porque controlaba al grupo prosoviético, era Josep Serradell, más conocido como Román, secretario de organización saliente. Ahora, a 10 años vista, define así lo que sucedió: "Fue un congreso positivo, porque triunfaron las posiciones que nosotros defendíamos, Pero tuvo consecuencias negativas porque aprobó unas tesis y en cambio eligió un Comité Central cuya mayoría era partidaria de otras. Esa tremenda contradicción marcó el futuro".

Cuatro días después del congreso, recuerda Román, Santiago Carrillo le llamó a Madrid: "Me dijo: 'Cataluña necesita un partido eurocomunista y lo tendrá'. Le respondí que eso sería a costa del PSUC. Y así fue".

Enfrentamiento

Los protagonistas de aquel feroz enfrentamiento entre camaradas creían que se trataba de un episodio más de las turbulencias internas de los partidos comunistas, en las que casi todos habían participado en la clandestinidad y en épocas de métodos más expeditivos. Pero no sabían que asistían, merced al vanguardismo histórico del PSUC, a los propios funerales del partido comunista, adelantados en cinco años a la perestroika y en nueve a la caída del muro de Berlín.La pugna escenificada públicamente en el V Congreso continuó en todas las organizaciones del partido y a través de los medios de comunicación. Cuando la existencia de fracciones organizadas y direcciones paralelas se hizo evidente, a principios de 1982, la dirección expulsó a los prosoviéticos. Los expulsados se constituyeron inmediatamente en un nuevo partido -el Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC)- y se lanzaron a la batalla para ocupar el espacio político y electoral del PSUC.

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