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El filme 'Vivir para gozar' de Cukor estrena hoy el ciclo sobre Cary Grant

Fallecido hace algo más de cuatro años (el 30 de noviembre de 1986), Cary Grant es actualidad al ser objeto de un ciclo televisivo que durante 13 semanas dará fe (con obras maestras como Historias de Filadelfia o Encadenados) de lo más representativo de su arte. El cielo se descorcha esta noche, en TVE-2, a las 22.05 -cadena y hora en la que se emitirá todos los lunes- con Vivir para gozar, de George Cukor.Cary Grant, rey de la comedia americana, galán inmarcesible de Hollywood (hasta el final, a sus 81 años, mantuvo su atractivo porte), era, paradójicamente, de origen inglés, nacido en Bristol el 18 de enero de 1904, en el seno de una familia pobre.

Su verdadero nombre es Alexander Archibald Leach, y su primera lengua, el cockney, aunque no tardaría en cambiar su acento de clase obrera por esa dicción tan característica suya, que no es de ninguna parte, que no se parece a la de nadie y que tiene, como su dueño, una sabia mezcla de elegancia y vulgaridad, proyectada por un perfecto caballero, ni inglés ni americano, sino de en medio del Atlántico", en palabras de Cabrera Infante.

Un perfecto caballero y un caballero elegante sin duda. Capaz de entrar sin perder la compostura en los terrenos de la payasada y la mueca histriónica; reinar, en fin, en la screwball comedy, la comedia de la locura, desenfrenada pero agraciada con un toque de distinción.

En el cine desde 1932, Grant, alto y moreno, sirve de jovial oponente a Marlene Dietrich (La Venus rubia) o a Mae West (Lady Lou). Pero su intuición, su proverbial independencia e iniciativa pronto se dejan ver en la exacta elección de temas y directores.

Hawks, Donen, Curtiz...

A través de los años -ésa es su grandeza- interpreta cinco películas a las órdenes de Howard Hawks: La fiera de mi niña, Sólo los ángeles tienen alas, Luna nueva, Me siento rejuvenecer y La novia era él, y en algunas de ellas sufría sin rubor un proceso de desvirilización terrible; cuatro con Stanley Donen: Bésalas por mí, Indiscreta, Página en blanco y Charada), otras tantas con Alfred Hitchcock: Sospecha, Encadenados, Atrapa a un ladrón y Con la muerte en los talones, varias con Cukor y con Leo McCarey, y, no prescinde de los servicios de Mankiewicz, Capra, Curtiz, Brooks, Walsh.... llegando a dar la oportunidad a un guionista que sería director de gran talla: Delmer Daves (Destino: Tokio). Pocos, en efecto, en la comedia americana, han estado a su altura (uno sería James Stewart, a quien el azar asoció también en cuatro ocasiones a Hitchcock). Tal era su altura, que esa comedia sin él sería una tragedia.

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