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EL SUEÑO DE UNA CORPORACIÓN

La batalla del 'leasing'

El rey del 'chupa-chups', derrotado por los accionistas en la pugna por el control del Consorcio del Leasing

Primavera de 1990. El hombre fuerte de un importante despacho madrileño hace sus hoyos en un campo de golf. Su compañero de competición, el gobernador del Banco de España, acepta los nombres propuestos para recomponer el consejo del Consorcio Nacional del Leasing (CNL). La empresa ha pasado por una inspección de más de medio año, concluida con la interrupción de un mercado secundario de acciones y la inhabilitación de sus consejeros.La suerte en los greens y la suave brisa de la mañana acompañan el placet de la autoridad para que José María Martín Oviedo -abogado del Estado y secretario del Círculo de Empresarios de Madrid- y el consultor José Manuel Pemán lleguen al consejo del Consorcio del Leasing. El Proyecto de futuro para la sociedad, elaborado por Pemán, contaba entonces con el apoyo tácito de Miguel Martín y Joaquín Fanjul, director general y asesorjurídico, respectivamente, del Banco de España, según explica el propio consultor.

En paralelo a estos hechos, el destino cumplía la ambición de un empresario que siente el gusanillo de las finanzas y está dispuesto a crear una corporación. Enric Bernat, el rey del chupa chups -primera multinacional española, con presencia en más de 90 países-, inició por aquellas fechas su asalto al Consorcio Nacional del Leasing por la vía del control político y, sin desembolsar una peseta. Negociando con inteligencia, Bernat, José Ramón Pamies y Antonio Terán, en representación de Iberia de Seguros, entraban en el consejo del CNL tras el vacío abierto por la dimisión de los antiguos cargos, José Ruiz y María Teresa Poch -ex presidenta de la sociedad de leasing-, inhabilitados por la inspección del Banco de España. Se cumplía la primera fase de un largo asedio que ha durado seis meses. El rey del chupa-chups había movido bien sus piezas sobre un complejo tablero en el que se adivina la mano de avispados asesores. Las consultoras de José Manuel Pemán y los despachos de juristas como Juan Vives de la Hinojosa y Joan Piqué Vidal proyectan su influencia en esta compleja batalla mercantil.

A partir de Martín Oviedo -que pronto ocuparía la presidencia-, Pemán y el grupo de Bernat, se completaba el consejo del CNL con un secretario, Modesto Llopis, y Florencio Cerdá, hijo de la ex presidenta María Teresa Poch y único miembro que representa un paquete accionarial.

Recompuesto el órgano decisorio, Pemán y Martín Oviedo buscan entonces el apoyo institucional. En un restaurante de Barcelona se fragua el pacto para constituir una corporación financiera fruto de la unión entre Iberia de Seguros y el Consorcio del Leasing. Entre los comensales se encuentra Lluís Prenafeta, ex secretario general de la Presidencia de la Generalitat y brazo derecho de Jordi Pujol, que come en la mesa de Bernat en tanto que consejero de Iberia de Seguros, sociedad presidida por el empresario catalán. Prenafeta representa en la aseguradora la participación de su poderoso grupo familiar, cuyo núcleo es la empresa de curtidos Tipel.

Heterodoxia

Todo había empezado unos meses antes, cuando, en plena inspección de la autoridad monetaria, el Consorcio del Leasing se precipitaba en el vacío víctima de la heterodoxia de sus gestores. José Ruiz, el auténtico motor de la sociedad desde su fundación, conectó entonces con Pemán a través. del abogado barcelonés Juan Vives de la Hinojosa. El asesor enlazó con Bernat e inició las valoraciones de Iberia de Seguros -5.600 millones de pesetas de recursos propios- y del CNL -27.000 millones-, previas a la unión de las compañías. De entrada se desestimó la fórmula de fusión y se planteó una operación de canje en la que Iberia de Seguros soportaría el valor de sus acciones con los recursos líquidos que le habría de proporcionar la venta de su valioso activo, la casa Batlló del paseo de Grácia de Barcelona, tasada por Euro Appraisal en 13.500 millones de pesetas.

En junio, Enric Bernat, como presidente de Iberia de Seguros, y Martín Oviedo firmaron un protocolo redactado por José Manuel Pemán por el que se comprometían a unir ambas empresas y crear una corporación Financiera con 45.000 millones de recursos propios. Iberia de Seguros presentó, ya en otoño, una oferta de canje a los accionistas del CNL: una acción de la aseguradora por cada tres de la sociedad de leasing a su valor teórico contable (1.700 pesetas). La reacción no tardó: las agencias de valores Bolsa 8 y Safei, que ostentan la representación de los accionistas que tienen depositados sus títulos en estas firmas, se pusieron al frente de un clamor contrario a la operación. A la postre, esta reacción en contra de los accionistas ha desembocado en la retirada de Bernat, incapaz de presentar un proyecto que ilusione al accionista y que sacrífique, en aras de una futura corporación, las expectativas de liquidez a corto plazo.

La corporación financiera se ha diluido a un paso de su constitución formal. Pero previamente habían abandonado el proyecto los puntales políticos e institucionales que avalaban su nacimiento. Entre el 22 dejunio -fecha en que Iberia de Seguros y el CNL alcanzaban un protocolo para su unión- y el anuncio formal del canje de acciones el pasado 7 de noviembre, la ilusión inicial por la operación en las esferas del pujolismo iba perdiendo peso. El propio Martín Oviedo, conocedor de los círculos políticos catalanes tras su paso por UCD durante el primer Gobierno presidido por Adolfo Suárez, confiesa no haber encontrado en los últimos meses "un apoyo decidido" en medios de Convergència i Unió, la coalición que gobierna en Cataluña. "Los círculos próximos a Prenafeta, considerados como los representativos del sector empresarial en Convergència, no han querido o no han podido imponer su criterio, favorable a la constitución de una corporación Financiera, frente a la inhibición del sector de Miquel Roca, portavoz en el Congreso de la coalición nacionalista", señalan fuentes del consejo del CNL.

La reacción de los accionistas desencadenó los acontecimientos con apidez y permitió la vuelta a la escena de José Ruiz, el ex consejero delegado de la sociedad de leasing, primer accionista de la compañía con el 1,2% y que se arroga la representación del 20% por lo menos. A Finales de noviembre, Ruiz fue recibido en la sede del Banco de España, en la calle de Alcalá, por el gobernador Marlano Rubio y el director de la entidad, Miguel Martín.

Cartas boca arriba

Ruiz -expedientado e inhabilitado a perpetuidad- explica que en aquella reunión puso las cjarrtas boca arriba: "El gobernador afirmó que no conocía a los asesores de esta operación que pretendía unir Iberia de Seguros y el CNL y que por tanto no contaban con su consentimiento", asegura rotundamente el financiero.

José Ruiz, que se ha opuesto tajantemente al canje de acciones del CNL con Iberia de Seguros, fue curiosamente quien contrató los servicios de José Manuel Pemán, el inspirador teórico de la operación. Antes de contratar los servicios de este consultor, Ruiz buscó soluciones de mayor envergadura al intentar hacerse con el concurso del despacho Ibermer, controlado por Enrique Sarasola. Ambos son viejos amigos desde los tiempos en que Ruiz era el brazo comercial de la captación de dinero en varios países latinoamericanos en los que Sarasola desplegó su actividad como dealer.

"Cuando la sociedad atravesaba su momento más delicado a causa de la inspección se imponía una solución de bisturí a la vista del informe de la autoridad", dice Florencio Cerdá. En dicho informe se han basado las diligencias de la fiscalía, que investiga un posible delito de alteración del precio de las cosas y manipulación de cambios cuyas principales responsabilidades pueden acabar recayendo sobre Ruiz como hombrefuerte en la gestión de la empresa.

A Cerdá, como único accionistas del consejo y representante de una de las familias que han sido el núcleo del Consorcio del Leasing, se le reprocha desde el accionariado haber permitido sin oposición alguna la entrada de los miembros de Iberia. "Su debilidad se entiende a partir del momento en que el consultor Pemán le dijo que en Alcalá no querían recibirle", afirma Ruiz.

"El origen de una operación tan atípica como es la adquisición de una sociedad instrumentada desde el mismo consejo tiene su fundamento en las prácticas heterodoxas que motivaron la inhabilitación de consejeros y la entrada precipitada de los potenciales compradores sin la exigencia previa de que estos tomaran un paquete importante de acciones", señala Florencio Cerdá.

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