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González dice en Rabat que el Gobierno salvaguardará la dignidad de los inmigrantes

IGNACIO CEMBRERO ENVIADO ESPECIAL, El presidente Felipe González y su ministra portavoz, Rosa Conde, se esforzaron ayer por justificar la celebración de la primera cumbre con el primer ministro marroquí, Azedin Laraki, una semana después de la violenta represión de Fez, sobre la que el huésped español fue informado ayer mismo por su anfitrión marroquí, aunque "no a fondo". Durante una cena oficial, González reiteró la voluntad de su Gobierno "de salvaguardar la dignidad" de los inmigrantes marroquíes en España "satisfaciendo sus demandas sociales y condenando toda acción de racismo ( ... )".

Felipe González; los titulares de Asuntos Exteriores, Economía, Industria, Cultura y Portavoz del Gobierno, y los secretarios de Estado de Cooperación y Comercio llegaron ayer a las cinco de la tarde (hora local) al aeropuerto de la capital marroquí."No he tenido la sensación de que las fuerzas políticas de mayor representación no comprendieran la visita", afirmó González en el aeropuerto, y Conde recalcó después que "por encima de los conflictos están las relaciones de amistad" entre dos países". Además, añadió, "el debate parlamentario en Marruecos ha bajado la tensión que había no sólo en este país, sino que se reflejaba en los medios de comunicación internacionales". "Los países se ayudan más", concluyó, "teniendo conversaciones francas ( ... ) que haciendo manifestaciones públicas".

Tras mantener una entrevista con su homólogo marroquí, el presidente español y su delegación asistieron a una cena que les ofreció su anfitrión en la Villa de los Huéspedes Reales. Allí, González reiteró en su discurso la voluntad de su Gobierno "de salvaguardar la dignidad" de los inmigrantes marroquíes en España,

satisfaciendo sus demandas sociales y condenando toda acción de racismo ( ... )". Hoy, el jefe del Ejecutivo empezará la mañana recibiendo al líder de la Unión de Fuerzas Socialistas Populares (USFP), Abdelrrahim Buabib.

El Gobierno español no se atrevió, tras los trágicos sucesos de Fez, a pedir el aplazamiento de la primera cumbre hispanomarroquí para no hacer un feo al rey Hassan II, pero sí decidió, en cambio, que el ministro de Interior, José Luis Corcuera, no formase parte de la delegación que acompaña a Marruecos al presidente español, según indicaron en esta capital fuentes diplomáticas asociadas a la preparación de la visita.

En Madrid se temía que la presencia de Corcuera en la delegación española y sus consiguientes entrevistas con el ministro de Interior e Información, Driss Basri, uno de los responsables de la represión de Fez, en donde que hubo que lamentar varias decenas de muertos, hubiese podido tener una interpretación negativa. Antes de que hubiese quedado constituida la delegación española, Corcuera habló con el ministro de Exteriores, y de común acuerdo llegaron a la conclusión de que la presencia de aquél en Rabat no era oportuna, a pesar de que, en un principio , se contaba con él. Durante la cumbre están siendo abordados temas que le afectan directamente, como la instauración del visado para los marroquíes que viajen a España a partir del 1 de marzo y las condiciones de su tránsito por la península Ibérica. Un portavoz del Ministerio español del Interior, sin embargo, aseguró ayer que nunca estuvo prevista la participación de Corcuera en la cumbre, y al respecto recordó que el ministro español ya estuvo en Rabat en noviembre y se entrevistó con Basri.

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Visados

Coincidiendo con la llegada de González, la oposición marroquí reanudó ayer su campaña contra la imposición del trámite del visado a los marroquíes que crucen a Ceuta y Melilla y no sean residentes en las provincias limítrofes de Tetuán y Nacior, es decir, a casi 600.000 personas al año. Mientras un diario gubernamental como Le Matin du Sahara celebraba en primera página las "perspectivas prometedoras de cooperación entre ambos reinos", el rotativo L'Opinion, del partido nacionalista Istiqlal, aseguraba que el fortalecimiento de las relaciones bilaterales pasa "por la desaparición de las secuelas coloniales".

El periódico exigía concretamente a España que "renuncie a aplicar la medida del visado" a las "dos ciudades ocupadas", porque hacerlo "hiere el amor propio y constituye una especie de desaflo" para los marroquíes.

Estas últimas semanas, el órgano comunista Al Bayan y de la USFP Al Ithad abundaron en el mismo sentido, pero la prensa gubernamental sigue sin hacerse eco de esta reivindicación.

Marruecos, a diferencia de Argelia, y en contra de lo que exige la prensa de la oposición, no impondrá la reciprocidad a los españoles exigiéndoles el visado, según vaticinó el miércoles el embajador de España en Rabat, Joaquín Ortega.

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