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GENTE

Javier Gurruchaga

El cómico se hace trágico

Juan Cruz

Javier Gurruchaga, cantante, actor, cómico y ahora trágico, habla solo por las calles estos días. Hace una semana le gritó a un camarero, fuera de sí: "¡Eres un camarero de mierda! ¡Un puto camarero de mierda!". El camarero se quedó lívido. Los acompañantes del actor no mostraron excesiva sorpresa, y en segui explicaron al camarero que aquel insulto era parte de un ensayo: se lo tiene que decir Gurruchaga a una camarera en la obra Emmond, del norteamericano David Mamet, que él protagonizará a partir de mañana en el Centro Dramático Nacional.No es el único insulto de la obra: Gurruchaga los ha ido desgranando en las circunstancias más diversas, y siempre ha tenido que explicar que lo hace porque quiere que el papel tenga lo que él llama "la fortaleza de la vida". Así que ha convertido las calles y los bares de Madrid en una prolongación de sus ensayos, en los que la directora María Ruiz trata de sacar de uno de los cómicos más versátiles de la escena española la personalidad de un trágico.

A sus 30 años, el cantante de Viaje con nosotros cree que ha vuelto a nacer. Donostiarra y vagabundo urbano, sigue yendo por la noche de Madrid con una bolsa de plástico llena de periódicos, pero ahora además lleva un libreto. "Me da miedo: la obra de teatro me da miedo. Es un gran reto, porque se trata de un papel protagonista y dramático y no tiene nada que ver con todo lo que he hecho anteriormente".

Es la segunda incursión de Gurruchaga en el teatro. Hace cinco años interpretó Los abrazos del pulpo, de Vicente Molina Foix, pero ahora, una vez que ha abandonado la aventura de la Orquesta Mondragón, ha pasado por un verano teñido por una historia sentimental que le marcó, y ha vuelto a componer, parece que todos ven en él a un personaje dramático: "María Ruiz me dirige en este papel, Gonzalo Suárez me convierte en torturado en una película que vamos a hacer sobre la represión argentina, e Imanol Uribe me hace aparecer como conde duque de Olívares en su película El rey pasmado

Mientras habla, a Gurruchaga le limpian los zapatos, se toma un cortado y pasa de sus palabras a las del personaje que ensaya. "Es un vértigo estrenar. Por mucha veteranía que uno tenga, seguimos temiéndo horror al vacío. Lo tengo yo y lo tiene cualquiera, e incluso lo tuvo Frank Sinatra cuando no llenó el Bernabéu. Y fijate la actuación que tuvo luego".

Se ha pasado la vida fingiendo en un escenario. "¿Qué es ser actor, al fin y al cabo? Fingir, no es otra cosa. Finges que eres otro, te metes en su alma y te metes en su cuerpo. Siempre me ha gustado hacer caricatura". Errimond, un norteamericano acosado por la vida cotidiana y llevado al disparate, al asesinato, a la cárcel y a la homosexualidad, un torturado argentino y el conde duque de Olivares: todo en el mismo rostro. "En todos esos personajes siempre hay algo de uno mismo: la locura, la neurosis, la envidia".

Ricardo Díez Hochleitner recibió un homenaje el martes pasado con motivo de su designacion para la presidencia del Club de Roma, puesto en elque sustituirá a Alexander King a partir de enero próximo. En el transcurso de una cena, en la que le fue entregada la bandeja del club, Pedro Durán, presidente del capítulo español del Club de Roma, destacó la personalidad del homenajeado como "pionero de consciencia supranacional y solidaria".

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