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Plan de la Comisión para unir todos los países de la CE con trenes de alta velocidad en el año 2010

La red europea de trenes de alta velocidad (TAY) unirá todos los Estados de la Comunidad, según el plan aprobado ayer en Bruselas por la Comisión Europea y que será debatido por los ministros de Transportes de los Doce. La propuesta presentada por el comisario Karel van Miert, responsable de la política comunitaria de transportes, prevé tener ultimada esta red en el año 2010. El coste en infraestructuras es superior a 100.000 millones de ecus (13 billones de pesetas). A ello habrá que sumar otros 50.000 millones de ecus (6,5 billones de pesetas) en material rodante.

La red europea de alta velocidad estará constituida por 9.000 kilómetros de líneas nuevas (entre ellas, el tramo español Barcelona-Madrid-Sevilla) y otros 15.000 kilómetros de líneas antiguas acondicionadas.Además de estas líneas principales, habrá que construir otros 1.200 kilómetros de tramos de conexión. En las líneas nuevas, los trenes de alta velocidad podrán circular a más de 250 kilómetros por hora, mientras que en las modernizadas el objetivo es que alcancen una media de 200 kilómetros a la hora. El tren de alta velocidad está concebido para transportar viajeros, pero no mercancías pesadas.

Con la nueva red que impulsa la Comisión, el trayecto entre Madrid y Barcelona podrá hacerse en tres horas, y sólo se tardarán 6 horas y tres cuartos entre Madrid 31 París, la mitad del tiempo que necesita un tren normal actualmente.

De Londres a Bruselas sólo serán necesarias dos horas y media. El trayecto Madrid-Londres durará 9 horas y cuarto, cuando ahora hacen falta casi 22 horas. En este caso, el elemento decisivo será el túnel bajo el canal de La Mancha. 'Este nuevo modo de transporte', según afirma el informe de la Comisión Europea, 'es una alternativa decisiva a la carretera y al avión'. Presenta además las ventajas de acceder al centro de las ciudades sin excesivos problemas, menor contaminación y capacidad para absorber grandes flujos de viajeros.

Liderazgo de Francia

Europa posee 135.000 kilómetros de líneas ferroviarias, de los que alrededor de 52.000 están electrificados y son susceptibles de mejoras. Los primeros trenes de gran velocidad comenzaron a funcionar en el año 1964. En Europa debutaron en 198 1, y es Francia el país adelantado en este terreno y el que pose la tecnología más avanzada, aplicada en el TGV Atlántico.

La necesidad de elaborar una política ferroviaria común fue lanzada por la Comisión Europea por primera vez en diciembre del pasado año. Desde entonces, la idea se ha abierto camino como instrumento imprescindible del buen funcionamiento del mercado único que entrará en vigor en 1993. El objetivo último a conseguir es evitar la marginación de las regiones menos desarrolladas de la Europa comunitaria.

España, como país periférico en la Comunidad, está fuertemente interesada en este proyecto integrador, al igual que en el plan de grandes redes, que pretende englobar además oleoductos, gasoductos, autopistas, telecomunicaciones y correos. El problema básico es la financiación de la red y las diferencias de intereses que existen entre los Doce.

Para España, la prioridad son las infraestructuras de comunicaciones, con importantes carencias, mientras que Holanda, por ejemplo, pone el acento en los problemas de tráfico urbano.

Las dificultades financieras para llevar a cabo el proyecto de red ferroviaria europea son el primer y gran obstáculo. Los Esta dos miembros deben correr con el grueso de las aportaciones al plan y para que la Comunidad cofinancie los proyectos relacionados con la red de alta velocidad hace falta un trasvase muy importante de recursos, sobre el que aún no existe ningún acuerdo.

Propuestas de financiación

En su informe, la Comisión Europea apunta que en el futuro presentará propuestas en este sentido, aunque hace constar que para los Estados que lo deseen, el mercado financiero está en condiciones de cubrir una gran parte del montante de casi 20 billones de pesetas a que asciende la red europea de trenes de alta velocidad.

Como anticipo de la acción comunitaria en este campo, la Comisión Europea tiene en marcha un programa de infraestructuras, cuyo presupuesto para el próximo año asciende a tan sólo 7.800 millones de pesetas.

España se ve beneficiada con casi la mitad de ese montante para la financiación de los estudios técnicos del túnel de Somport y del tren de gran velocidad que en la línea Madrid-Sevilla comenzará a funcionar en el año 1992.

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