José María Aznar cree que la revisión catastral puede ser el 'poll-tax' de Felipe González

El Grupo Parlamentario de Convergència i Unió (CiU) pedirá en las Cortes una reducción del 50% en la fiscalidad que repercute sobre la vivienda habitual para paliar los efectos fiscales que recaerán sobre este bien necesario con la entrada en vigor del nuevo catastro, en enero de 1991. El presidente del Partido Popular, José María Aznar, declaró ayer en Barcelona que la revisión catastral puede ser para Felipe González en España tan antipopular como el poll-tax lo fue para Margaret Thatcher en el Reino Unido.

Por su parte, el alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, animó ayer a los madrileños a recurrir la subida catastral, aunque no bajó hasta el mínimo los impuestos municipales. El ayuntamiento de Madrid ha bajado el tipo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles del 0,40% al 0,18%, aunque podría bajarlo hasta el 0,10%.Los proyectos de CiU fueron explicados ayer por Josep Maria Cullell, jefe de la oposición nacionalista en el Ayuntamiento de Barcelona y número uno de este partido en las próximas elecciones municipales. Cullell aseguró que su grupo parlamentario presentará una propuesta en las Cortes "para establecer exenciones o reducciones del orden del 50% para la fiscalidad que recaiga sobre la vivienda habitual. Es decir, en los impuestos sobre Transmisiones, Sucesiones y Donaciones, Patrimonio y Renta, la base imponible se considerará reducida a la mitad cuando el bien sujeto al impuesto sea la vivienda habitual". Según los cálculos de Cullell, una vivienda que tiene en la actualidad un valor catastral de cuatro millones y pase a tener un nuevo valor de 13,5 millones -algo que no será en absoluto improbable, según los datos divulgados hasta ahora por el Catastro- sufrirá alzas impositivas muy importantes en Transmisiones y Donaciones y en Sucesiones. Según el político nacionalista, la imposición sobre Transmisiones se elevaría a 270.000 pesetas en la actualidad y crecería hasta las 810.000 pesetas en 1991. En cuanto al tributo de Sucesiones, si la vivienda afectada fuera el único bien heredado, hoy pagaría 190.000 pesetas y en 1991 1.025.000 pesetas.

Las manifestaciones de Cullell en relación al Impuesto de Transmisiones contrastan con las realizadas días atrás por su compañero de partido y consejero de Economía y Finanzas del Gobierno de la Generalitat, Macià Alavedra. Éste aseguró que ni las transmisiones patrimoniales ni las transmisiones de bienes inmuebles se verían afectados por los nuevos valores catastrales porque "en la actualidad no se basan sólo en el catastro". "El valor actual de los patrimonios y los inmuebles sujetos a estos tributos ya reflejan su valor real, entre otras cosas porque la disposición adicional de la ley de Tasas contempla importantes sanciones si no se ajusta el precio a la realidad".

En cualquier caso, Cullell aseguró que se dirigiría al Gobierno de la Generalitat "para que inste al Ministerio de Hacienda a corregir las tarifas o tipos de los impuestos cedidos (Transmisiones y Sucesiones) de forma proporcional al aumento que han experimentado los valores catastrales". Aunque Hacienda fija los tipos y realiza la recaudación, ésta se cede a la comunidad autónoma.

En relación al Impuesto de Bienes Inmuebles, CiU se inclina porque el coeficiente mínimo del 0,1 pueda aplicarse durante los cinco años siguientes a la revisión catastral, en lugar de los tres años que proyecta Hacienda. Cullell solicitará al Ayuntamiento de Barcelona que reduzca el coeficiente para 1991 del 0,33 anunciado al 0,29, frente al 0,81 actual.

El presidente del PP José María Aznar, declaró ayer en Barcelona que la revisión catastral puede provocar en España consecuencias parecidas a las que tuvo en el Reino Unido la aplicación del poll-tax, un tributo que grava la vivienda en función del barrio en que está situada y del número de personas que la habitan, independientemente de sus dimensiones y calidad y de los ingresos de los inquilinos.