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GENTE

Julia Kristeva

Dolor y placer al recordar el 68

Rocío García

La necesidad personal de rastrear en su memoria, de reencontrar el dolor y el placer y de resucitar a unas personas a las que amó fue lo que llevó a Julia Kristeva, intelectual y psicoanalista búlgara afincada en París desde hace 25 años, autora de textos sobre semiología y psicoanálisis, a escribir su primera novela. Los samurais, publicada la pasada primavera en Francia y editada ahora en España, es la crónica de la última gran generación de intelectuales parisienses que creyó en las virtudes revolucionarias.Julia Kristeva, que ayer estuvo en Madrid, reconoce el punto de partida autobiográfico de su novela: una joven búlgara que con cinco dólares en el bolsillo llega a París en 1966, aunque resalta que lo esencial de su libro es la atmósfera de pasiones, amor y erotismo de la generación que ocupó la escena cultural francesa en torno a los acontecimientos de Mayo del 68. "Yo considero una suerte haber vivido esa época, esa eclosión de la sexualidad, la libertad, el arte moderno...", dice esta mujer de 49 años, casada con el novelista Philippe Sollers y madre de un chico de 14 años.

Esta heredera del espíritu de Mayo del 68 expresa sus reticencias sobre el nuevo movimiento de los jóvenes estudiantes; franceses. Sin dejar de reconocer que es un movimiento legítimo -"ya que el sistema educativo es muy arcaico y no satisface las necesidades de la gente"-, cree que se limita muy fácilmente a las exigencias económicas, que no tiene proyectos demasiado claros, que es demasiado pragmático. "Hay que ir más lejos. No se puede combatir el materialismo excesivo de nuestra sociedad sólo con materialismo. Yo reconozco que el pragmatismo es necesario, pero si quieren triunfar no pueden limitarse a ello nada más. Por ese puro pragmatismo no han percibido el peligro de ser manipulados por los partidos políticos y desbordados por bandas incontroladas".

Sigue siendo una revolucionaria, si por ello se entiende la sociedad de un cambio en la necesidad de un cambio en la sociedad, un cambio que reconoce como absolutamente necesario frente a los acontecimientos en los países del Este. "Europa tendrá que ser menos egoísta, menos rica, menos capitalista y menos gloriosa". Convencida de que la tremenda crisis en el Este no tendrá solución sólo con ayuda económica por parte de Occidente, Julia Kristev aboga por exportar al Este esa cultura del placer, de la libertad, de las humanidades, el arte y la historia.

El escribir para el gran público, el acercarse a la calle, superando los circuitos de intelectuales y de élite de sus escritos habituales, le produce unos sentimientos enfrentados. "Es estimulante, pero terrorífico. Proyectas tus vivencias personales y emocionales de tal manera que es como si te desnudaras en público. Para mí supone un riesgo muy grande salir del papel de la mujer sabia y profesoral, de esa imagen de intelectual noble". Sin embargo, ha decidido correr de nuevo otro riesgo y ha escrito una segunda novela, que tiene casi terminada y que trata sobre el odio y la violencia en la sociedad actual. Partiendo de un hecho dramático y personal: la muerte hace un año de su padre en un hospital de Bulgaria por falta de medicamentos, Juliá Kristeva narra una historia -"cuya acción puede transcurrir en cualquier país de la Europa del Este o de Occidente"- centrada en una periodista que investiga dicha muerte y en la relación de odio de una pareja.

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