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El tenis español, tercero del mundo en 1990

VICENTE JIMÉNEZ, ENVIADO ESPECIAL, El tenis español cerrará el año como tercera potencia mundial en el circuito profesional masculino. La presencia de Emilio Sánchez en el Masters, selectivo torneo restringido a los ocho mejores tenistas del mundo, y el impecable trabajo realizado por Arantxa Sánchez y Conchita Martínez en la cita de maestras de Nueva York han sido el premio final a un temporada meritoria. únicamente Estados Unidos y Suecia han superado a España en la consecución de títulos individuales masculinos. En categoría femenina, España es cuarta, detrás de Alemania, EE UU y Yugoslavia.

Emilio Sánchez fue el jugador que menos tiempo duró en la cancha del Francfort Festhalle, pues Pete Sampras sólo le dedicó 63 minutos y André Agassi se lo comió en 53. A lo largo de la temporada, España sólo fue capaz de colocar a un hombre, también Emilio, en octavos de final de un torneo del Grand Siam (Open de EEUU). El campeón español, además, cayó en siete semifinales del circuito. Detalles como los anteriores pueden distorsionar una realidad que, sin duda, elogia a España como una nación con buena salud tenística. Los siete torneos individuales masculinos ganados este año brillan con más fuerza si se colocan al lado de los seis conseguidos por Checoslovaquia, a pesar contar con Ivan Lendl, o los mismos conseguidos por Alemania, que se nutre de Boris Becker. Compararse con Estados Unidos (16 victorias este año, 24 el anterior) o Suecia (11 triunfos en 1990), países que cuentan con 23 y 11 jugadores entre los 100 mejores, respectivamente, sería injusto.Los responsables de la, al menos momentánea, recuperación del tenis español son Emilio Sánchez, con dos títulos (Estoril y Wellington), Joan Aguilera (Hamburgo y Niza), Jordi Arrese (San Remo y Praga) y Francisco Clavet (Hilversum). Contribuyeron Sergi Brugera, finalista en Gstaad y Ginebra, y Eduardo Massó, finalista en Hilversum. Lo conseguido no es poco. Basta hacer un recorrido por los últimos 20 años del tenis español profesional para comprobar que, además de la temporada que ahora expira, sólo 1972, con ocho títulos, uno de ellos del Grand Slam, y 1975, con siete, ofrecieron un balance respetuoso. 1972 ha sido el mejor año de España. Andrés Gimeno y Manuel Orantes, mano a mano, consiguieron ocho torneos, cuatro cada uno. Entre ellos, el imborrable recuerdo de Gimeno alzando los brazos en París como el ganador de más edad en Roland Garros. Anteriormente, en 1966, Manolo Santana ganó en Wimbledon.

Evolución positiva

Hace dos años, España, con sólo dos victorias, figuraba en el séptimo puesto de la clasificación de títulos conseguidos por países. En 1989 saltó al quinto lugar. Ahora es tercera. La evolución se aprecia también en otros aspectos que la ATP destaca como positivos. El tenis español tiene en la actualidad siete jugadores colocados ente los 100 mejores profesionales: Emilio Sánchez (8), Joan Aguilera (19), Sergi Brugera (28), Jordi Arrese (39), Tomás Carbonell (75), Javier Sánchez (79), y Francisco Clavet (88). Una vez más, sólo Estados Unidos y Suecia son mejores en este aspecto. Además, España no contaba con un hombre entre los diez mejores desde 1983, cuando José Higueras alcanzó la séptima posición del ranking. Sin embargo, Emilio está lejos todavía de llegar a los 32 torneos ganados por Manuel Orantes, décima marca en la historia del tenis profesional (Jimmy Connors, con 109, es el más laureado). Sin embargo, cuando tres jugadores (Sergi Bruguera, Tomás Carbonell y Joan Aguilera) figuran en la tabla de los 16 únicos tenistas que en 1989 avanzaron más; de 100 posiciones en el ranking (333, 209 y 166 puestos, respectivamente) es que algo funciona.

En categoría femenina, el éxito es similar. Gracias a Arantxa Sánchez y Conchita Martínez, ganadoras de cinco torneos, España es la cuarta potencia. Por delante no hay países, sino jugadoras, monstruos de este deporte: Steffi Graf (10 victorias de las 14 de Alemania), Martina Navratilova (6 de las 11 de EEUU) y Mónica Seles (autora de los ocho galardones de Yugoslavia). El tenis femenino, no hay que olvidarlo, devolvió a España al podio del Gran Slam. Arantxa, en París (1989), logró una hazaña sin precedentes.

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