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NECROLÓGICAS

Gullermo Uña y Díaz-Pedregal, hombre de bien

Acaba de fallecer en Madrid, a los 75 años de edad, y tras una larga enfermedad cardiaca que a ratos daba a médicos y amigos guiños de esperanza, este abogado, archivero y notable experto del mundo de los seguros. Guillermo Uña supo ser fiel a los ideales de libertad, autenticidad y desprendimiento que caracterizaron a sus mayores, los cuales, por ambas ramas familiares, estuvieron ligados a la creación, avatares y resurrección de la Institución Libre de Enseñanza. Su abuelo paterno, Juan Uña Gómez, gran amigo de Sanz del Río, que había sido director general de Enseñanza -un cuasi ministerio- en la I República, fue uno de los fundadores, en 1876, de aquella admirable institución creada en torno a Manuel Bartolomé Cossío, en el convencimiento de que la regeneración de España había de empezar por la pedagogía, misión, por cierto, aún inconclusa. Su abuelo materno fue el ilustre Manuel Díaz-Pedregal, de cuyo prestigio e ideas nacería después el partido regeneracionista de Melquiades Álvarez.Guillermo Uña estudió la primera enseñanza en las aulas de la institución, y el bachillerato, en el instituto-escuela. En 1934 comenzó la carrera de Filosofía y Letras, que no llegó a acabar porque al tiempo había ganado brillantemente unas oposiciones al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios, siendo destinado al Archivo de Simancas. Allí le cogió la guerra civil, fue amenazado de muerte por algunos falangistas desaforados y, cuando llamaron a su quinta, hubo de hacer la guerra en automovilismo. Al terminar la contienda recuperó, no sin trabas, su condición de archivero, siendo destinado primero a la Delegación de Hacienda de Palencia y luego al Registro de la Propiedad Intelectual, en Madrid. Hizo mientras tanto la carrera de Derecho y en 1944 ingresó en el Instituto Social de la Marina, y dos años después, como simple oficinista, en la sociedad de seguros La Estrella, donde llegaría a ser su consejero director general. Quizá esta inclinación suya hacia los seguros y la seguridad social proviniera de las enseñanzas que recibió de su padre, Juan Uña Sartou, uno de los creadores, en 1902, del Instituto de Reformas Sociales, cuna y origen de toda la política social en nuestro país, y que fue diputado por el partido de Melquiades Alvarez.

En la empresa de seguros citada, Guillermo Uña participó en el proceso de transformación de esa industria, que tuvo su gran modernización entre los años 1950 y 1960. Lo hizo con el sentido progresista y prudente del buen administrador, orillando tabúes y xenofobias, preparando la dimensión internacional de esta importante rama de la actividad industrial, siendo parte muy activa de los primeros acuerdos entre compañías españolas y extranjeras. Ha dejado en los que trabajaron con él el recuerdo de una conducta personal sin tacha, una enorme generosidad y una atención a los problemas humanos de sus subordinados, sin olvidar nunca la calidad en sus decisiones.

En 1978 tuvimos el honor de que aceptase ser miembro del Consejo de Administración de PRISA, en el que venía a reforzar, junto a su primo el doctor Manuel Varela Uña, el espíritu, serio y avanzante, de aquella institución creada por sus antepasados. A su esposa, Carmen Martín Roca, a sus hijos y a sus hermanos les enviamos nuestra más expresiva condolencia.

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