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EL 32º CONGRESO DEL P.S.O.E.

El congreso del PSOE cierra el paso a los que han ahogado por la apertura del partido

Luis R. Aizpeolea

La batalla entre el aperturismo y el guerrismo, que ha centrado la atención del 32º congreso del PSOE, se ha saldado con la derrota de las personalidades socialistas que durante estos meses han abogado por la renovación de la comisión ejecutiva del partido.La continuidad en sus puestos de las piezas principales de la comisión ejecutiva anterior y la eliminación de la escena de las personalidades relevantes del aperturismo es la muestra más expresiva de la decisión del aparato del PSOE de no hacer concesiones a la heterodoxia más activa.

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Ni el ministro de Economía, Carlos Solchaga, ni el ministro para las Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, ni siquiera el de Educación, Javier Solana, formarán parte de la comisión ejecutiva del PSOE que dirigirá el partido durante los próximos tres años.Un destacado guerrista y miembro del aparato del partido justificaba esta decisión ayer al asegurar que estas personalidades, con sus declaraciones y actitudes, habían puesto en peligro al partido. El viejo lema de Alfonso Guerra -"el que se mueva no sale en la foto"- volvió a ponerse en práctica en la recta final de este 322 congreso del PSOE. Y la desaparición de la secretaría de comunicación del partido, con la salida de Ana Miranda de la ejecutiva, se convierte en todo un símbolo.

El grado de aperturismo del PSOE -donde se aprecia la mano de su secretario general, Felipe González- se limita a la concesión de que el secretario general del Partido de los Socialista de Cataluña-PSOE, Ralmon Obiols, forme parte de la comisión ejecutiva desde el discreto puesto de vocal. Junto a él se integran, también como vocales, gentes que si bien no responden a la obediencia guerrista -como el teórico Ludolfo Paramio, el dirigente canario Jerónimo Saavedra o el alcalde de Palma, Salvador Aguiló- tampoco cuentan con una personalidad acusada dentro del partido como aperturistas. Una concesión de Felipe González al aperturista y secretario general de la Federación Socialista Madrileña, Joaquín Leguina, se produce al introducir en la ejecutiva a un hombre de su confianza, el alcalde de Alcalá de Henares, Florencio Campos.

La expresión más clara del disgusto que el cierre de filas del aparato del PSOE ha producido entre las personalidades del aperturismo la ha ofrecido el ministro de Economía, Carlos Solchaga, al rechazar la invitación del secretario de organización, Txiki Benegas, de formar parte del Comité Federal, en el que se integrará en el cupo correspondiente a la federación navarra.

La batalla entre aperturistas y guerristas se mantuvo hasta el mismo momento de elaboración de las listas y transcendió a los pasillos del congreso. Dos representativas personalidades del aperturismo -Joaquín Leguina y Carlos Solchaga- se manifestaron públicamente a favor de la renovación de la comisión ejecutiva.

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Solchaga, en los pasillos del congreso, abogó, quemando el último cartucho, por la incorporación en la ejecutiva de personas "que supongan referencias políticas claras dentro de las diferentes sensibilidades que conviven en el PSOE".

Las espadas se mantuvieron en alto y el propio Alfonso Guerra bajó a los pasillos para replicar: "Felipe González, en su discurso de apertura del congreso se refirió a la renovación de ideas, de las actitudes. No creo que hablara de renovar el órgano tal o cual". La intervención de Alfonso Guerra fue todo un aviso de lo que sucedería pocas hora después.

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