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GENTE

Manuel Piña

Un toque de atención sobre la industria del diseño español

Rocío García

Manuel Piña, uno de los más famosos diseñadores de moda españoles, ha arrojado la toalla. El miércoles, pasado liquidó su pequeña empresa de 30 empleados después de anunciar su decisión de cesar en su trabajo como diseñador de pret-à-porter y de echar el cerrojo a su tienda de Madrid. Inmerso en una grave crisis económica, Manuel Piña, un manchego de 46 años, sin estudios, que comenzó a trabajar a los nueve en una ferretería, opina que el diseño español está en un momento crítico y que quizá ya se ha perdido definitivamente.En opinión de Piña, detrás del flamante escaparate del diseño de moda española, que ha conocido un enorme auge desde hace años, no existe una infraestructura seria y capaz de hacer frente al mercado. "En este país no hay una industria textil potente y seria. En España hay muy buenos diseñadores de moda, pero en este campo ha faltado la otra mitad de la historia y sin la cual no puede funcionar: el producto. La imagen tiene que ir acompañada por un buen producto, una buena tela y un buen acabado. Y en caso contrario se convierte todo en un rotundo fracaso".

Manuel Piña considera que su fracaso económico, que no personal -afirma tener una deuda contraída con distintos sectores de 25 millones frente a los 70 millones que le deben-, se debe a esta falta de una industria textil seria. "¿Qué por qué me voy? Porque esto [el diseño de moda en España] no va a ningún sitio. Yo no pido nada a la Administración porque no tengo derecho a hacerlo. Pero lo que no podemos es ir diciendo a los cuatro vientos que el diseño español está boyante. Yo he sido el primero, en caer, pero creo que no seré el último. ¡Ojalá me equivoque!".

Manuel Piña, que no cree que los diseñadores españoles hayan sido especialmente mimados y consentidos en los últimos años en los que se produce el boom en este campo y que niega que su ropa estuviera dirigida a un muy restringido grupo de mujeres, se encuentra desencantado. La anulación de su contrato con una industria textil española, sólo dos meses después de haber firmado otro de 1.500 millones de pesetas con una empresa japonesa después de muchos meses de conversaciones, ha roto todas sus esperanzas de introducirse en el potente mercado de Japón.

"Han sido 15 durísimos años de traba o esperando que llegara un momento interesante. Y lo único que ha llegado ha sido la ruina", dice Manuel Piña, que, sin embargo, tiene en proyecto la próxima apertura de un estudio de diseño y la creación de una colección de zapatos y de gafas.

Y como todo no van a ser desgracias, Manuel Piña recibió la semana pasada lo que él considera su primera tabla de salvación: la confirmación oficial por parte de Correos de que ha sido seleccionado para cambiar el uniforme de los carteros españoles. A partir del próximo 1 de septiembre, los 40.000 carteros, hombres y mujeres, lucirán nuevos uniformes diseñados por Piña, en los que no figurará la clásica gorra. "La verdad que este proyecto me produce una emoción desconocida. Se me escapa una etapa, pero empieza otra", dice, mientras afirma de sí mismo que como hombre nacido en el campo no tiene problemas para vivir.

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