¡Póntelo, pónselo!
El Gobierno socialista va a darnos la tabarra durante unas semanas con una de sus campañas de progresismo light a las que nos tiene acostumbrados en algunas áreas de su gestión, sobre todo en las culturales y educativas; seguramente para camuflar otras menos presentables, como el pacto de la competitividad o una verdadera reforma fiscal.Desde mi experiencia entre la juventud, a la que se dirige esta campaña, pienso que el problema no está en regalar preservativos a los adolescentes, quienes, por cierto, ya suelen llevarlos en sus bolsos y bolsillos. El problema está en que sean capaces de comprender qué significaría para sus vidas un aborto o un embarazo no deseado. A esto no ayuda gran cosa esta campaña. Si el Gobierno no promueve con mayor eficacia el que los jóvenes encuentren fácilmente un trabajo estable, difícilmente podrán ser realmente dueños de su vida y su sexualidad. Una campaña como ésta sólo consigue abundar en la vieja y engañosa imagen de la fiesta sin fin de una juventud cada día más frustrada, en la que se nos hace actuar de comparsas a los padres y profesores.-
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