"Soy un cicloturista"
Lo primero que sorprende de Marino Lejarreta, que acaba de alcanzar su quinto triunfo en la escalada a Montjuïc (Barcelona), es que su cuaderno de bitácora está repleto de kilómetros. A sus 32 años, el ciclista de Bérriz (Vizcaya) lleva anotados con escrupulosa exactitud los recorridos desde que hace 12 debutara como profesional. Lejarreta se siente más cautivado por ellos que por las victorias obtenidas. Con sólo dos temporadas por delante, según prevé, no ha modificado su espíritu romántico, que esconde buenas dosis de escepticismo. En el fondo, es un cicloturista enganchado a la competición.
Pregunta. ¿Cómo puede compaginar su actitud romántica con las exigencias profesionales?Respuesta. Indudablemente, a todo el mundo le gusta ser alguien, ser una persona renombrada que aporte algo, que haga cosas. Cuando comencé a competir, vi que tenía posibilidades y de alguna forma, me envicié, me enganché. Ahora, sin embargo, no creo ser un apasionado de la competición. Es curioso: fuera del entorno ciclista, no me gusta perder en nada. Sin embargo con la bicicleta, lo tengo superado. Tengo tan asumido en qué nivel estamos cada uno que ya no me preocupa.
P. Con esa filosofía, ¿disfruta ahora más sobre la bicicleta?
R. Competitivamente, no. El hecho de ganar no supone grandes cosas. Lo importante es lo que rodea a la victoria, el hecho de hacer feliz a mucha gente. Pero, en realidad, a mí lo que verdaderamente me gusta es hacer cicloturismo. Por ejemplo, el día de descanso del Tour lo dedico a recorrer parajes extraños para disfrutar. Ése es el día que más me gusta de todos.
P. Así, pues, compitiendo no disfruta.
R.No, ya que tienes que ir al límite de tus posibilidades, pendiente de todo, y la bicicleta es entonces únicamente un instrumento para obtener la victoria.
P. Sin embargo, es usted un ciclista profesional al que esa filosofía quizá le ha pasado factura en su trabajo. Se le critica, por ejemplo, la debilidad de su carácter.
R. Sí, es una cuestión de carácter, al margen de mi relación con la bicicleta. A mí me gusta dar la cara y no me gusta aprovecharme de los demás. Eso me lo reprocha mucha gente y no hay duda de que repercute a la hora de obtener el máximo rendimiento. Pero yo siento el ciclismo de esa manera.
P. Esa actitud no cabe hoy en el ciclismo, un deporte de estructura clasista y de máxima exigencia por su organización publicitaria.
R. Este hecho no ocurre sólo en el ciclismo. Ocurre en todos los deportes y en la sociedad en general. Lo que se busca es la efectividad, no importa de qué manera. En el fútbol se observa de forma nítida: no importa jugar bien, sino ganar, precisamente lo contrario de lo que debe ser el deporte. Para mí, lo principal es sentirme satisfecho con mi trabajo, no el hecho de conseguir victorias. Con los triunfos se consiguen satisfacciones. Pero, a veces, ser el segundo proporciona mayor placer.
El Tour, a su alcance
P. ¿Qué le falta para ganar un Tour?
R. Este año lo he visto posible. Ahora parto de una base más sólida que hace unos años, cuando estaba seguro de que iba a fallar. Perdura el miedo a algunas etapas, como, por ejemplo, la de l'Alpe d'Huéz. Pero, por el contrario, he superado el pánico que me producía la primera semana de carrera.
P. ¿Se siente atrapado entre el presente, Pedro Delgado, y el futuro, Miguel Induráin?
R. Yo estoy presente desde hace muchos años al máximo nivel. Ahora resulta que en Francia o en Italia los medios de información me prestan especial atención. Creo que no he sido una persona atractiva para ellos. He sido un buen corredor, pero nunca me han utilizado como a Delgado o, ahora, a Induráin.
P.¿No será que le falta obtener un triunfo sonado?
R. A nivel nacional, lo he ganado casi todo. Pero parece que no he impresionado. Sinceramente, creo que los medios de comunicación no me han regalado nada.
P. ¿El norteamericano Greg Lemond es el mejor?
R. En mi opinión, sí.
P. ¿Se acaba Delgado?
R. No creo. Puede estar atravesando un bache, pero no creo que sea un corredor quemado.
P. ¿Induráin?
R. Ahora mismo, es el mañana.
P. ¿Le preocupa que puedan catalogarle como el Poulidor o el Zoetemelk [los eternos segundones] del ciclismo español?
R. Siempre los he admirado y me siento de sus características, luego difícilmente puede preocuparme esa comparación. Al contrario, me halaga.
P. Volviendo al tema de su carácter, ¿ir en la cola del pelotón es también una manifestación de su personalidad?
R. Es una cuestión de carácter, pues yo soy incapaz de cerrarle a nadie ni de estar peleándome por un puesto en la cabeza.
P. ¿No tiraría a nadie en un abanico?
R. A veces, sí. Hay momentos en los que eres capaz de todo porque estás fuera de tus casillas.
P. ¿Ha odiado a algún corredor por esos motivos?R. Sí, aunque olvido pronto. Pero hay algunos de otra galaxia. Sólo piensan en ellos.
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