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La primera ministra británica insiste en los riesgos de una divisa única europea

RICARDO M. DE RITUERTO Margaret Thatcher sigue sin reducir lo más mínimo su repulsa ante la divisa única europea, que ve como el caballo de Troya del que los burócratas comunitarios pretenden servirse para, destruir la soberanía nacional británica. La primera ministra, que tuvo que tragarse el sapo de ver la libra en el Sistema Monetario Europeo (SME), sigue dispuesta a defender numantinamente su criterio mientras la economía isleña da sus primeros pasos por la recesión económica.

"Una divisa única europea significará una forma de unión económica y monetaria por la que esta Cámara cederá el control de la política económica y de la política monetaria", dijo Thatcher en una Cámara de los Comunes que el martes se disponía a debatir la integración de la libra en el SME. Según la primera ministra, los parlamentarios que abogan por la divisa única están pidiendo al Parlamento que acepte una política que le va a despojar de todos sus poderes".Thatcher no intervino en el debate, que duró hasta bien entrada la noche, y dejó que toda la argumentación la realizara su ministro de Hacienda, John Major, circunstancia que permitió al líder de la oposición, Neil Kinnock, motejar a la primera ministra de "cripto trapense". La determinación de Thatcher de no caer jamás en lo que ve como trampas tendidas por los socializantes burócratas de Bruselas fue matizada luego por Major, quien volvió a defender la racionalidad de su propuesta de creación de un ecu fuerte, que actuaría a la par que el resto de las divisas comunitarias y eventualmente derivaría en una divisa única "si ese es el deseo del Gobierno y de la gente".

Major insiste en que no hay posibilidad de que se pueda imponer desde fuera una divisa y una autoridad monetaria, pero al tiempo hace profesión de no estar dispuesto a jugar un papel destructivo en la conferencia intergubernamental de diciembre sobre la unión económica y monetaria (UEM) asunto del que también se va a hablar este fin de semana e la cumbre de Roma.

Fisuras ante la UEM

El partido Conservador británico sigue mostrando fisuras ante la UEM, con Thatcher en la posición más defensiva y Major en un punto medio entre su jefe y su predecesor, Nigel Lawson, quien estima que "la auténtica tragedia es que no nos integramos en el SME hace cinco años", cuando él lo propusos por primera vez. De haber sido así, dijo Lawson, el agonizante debate sobre la UEM estaría ya resuelto y no se habría dado la presente crisis inflacionaria.

La patronal británica ha ve nido advirtiendo que la política monetarista orientada a controlar una inflación que ronda el 11% corría el peligro de introducir al país en una recesión y la Asociación Británica de Cámaras de Comercio acaba de diagnosticar que "sin género de dudas" el mundo empresarial ha entrado en "una severa recesión". Sólo el noreste de Inglaterra se salva de la crisis mientras en el resto del país industrias y servicios sufren los efectos de una demanda interior cada vez más débil.

Fuentes oficiales reconocen en privado que el país se encuentra ante una recesión -al estimarse que por primera vez desde 1981 va a haber dos trimestres consecutivos en los que caerá el PIB-, pero lo atribuyen a una coyuntura de enfriamiento económico de la que se saldrá el año entrante.

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