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Bush amenaza con vetar el nuevo presupuesto de EE UU aprobado por la Cámara de Representantes

El presidente George Bush ha amenazado con vetar una nueva versión del presupuesto, aprobada el martes por la noche con los votos demócratas de la Cámara de Representantes, si la versión final del paquete presupuestario que le envía el Congreso para su sanción tiene algún parecido con el proyecto sancionado por la Cámara baja. El Senado, la Cámara alta del Congreso de Washington, tenía previsto votar a última hora de ayer sobre su propio proyecto de presupuesto, favorecido por la Casa Blanca.

La amenaza de veto presidencial, reiterada por Bush durante un acto electoral en Illinois, supone un nuevo acto en la batalla del presupuesto, que desde hace cinco meses libran la Casa Blanca y las dos Cámaras del Congreso en un intento hasta ahora infructuoso de conseguir un acuerdo que reduzca el déficit presupuestario en medio billón de dólares en los próximos cinco años.Las perspectivas vuelven a ser dramáticas por la falta de tiempo. Si ambas Cámaras no se ponen de acuerdo antes de la medianoche del viernes, hora en que expiará una ley de emergencia firmada por Bush el pasado 9 de octubre extendiendo los actuales presupouestos por 11 días, todos los servicios del Gobierno federal, salvo los considerados como esenciales, volverán a cerrar a partir del sábado.

Y Bush ha amenazado con no, firmar una nueva extensión del año fiscal 1990, que caducó el primero del mes en curso. "Estoy dispuesto a que la carga de la reducción deficitaria no se eche sobre las espaldas de los americanos que trabajan y por eso vetaré el plan aprobado por la Cámara de Representantes en el caso de que sea enviado," declaró tajantemente el presidente, cuya popularidad ha caido en picado en las dos últimas semanas por la prolongación de la batalla presupuestaria.

Descenso de popularidad

Los demócratas, que son mayoría en las dos Cámaras del Congreso, se han aprovechado del descenso en la popularidad de Bush y han presentado un plan revolucionario para los niveles norteamericanos a efectos de incremento de la presión fiscal directa, indigerible para la Casa Blanca.

El autor principal del plan el demócrata por Illinois, Dan Rostenkowski, presidente del comité de recursos de la Cámara y, a pesar de su afiliación demócrata uno de los mejores amigos parlamentarios de Bush, presentó las medidas como un presupuesto justo, en el que se propone que "paguen más los que tienen más".

A primera vista, las medidas parecen cumplir los objetivos enunciados por el congresista. Se propone una subida de impuestos del 28 al 33 por ciento para la banda más alta de la cotización y una sobretasa del 10% para los ingresos superiores al millón de dólares anuales (unos 100 millones de pesetas). Igualmente, se elimina un aumento en el impuesto sobre la gasolina, que en opinión de los demócratas supondría una presión fiscal indiscriminada sobre todas las clases sociales.

Sin embargo, como en todo proyecto de ley, el aprobado por la Cámara incluye una trampa saducea, en la forma de una indexación de los impuestos sobre todos los contribuyentes partir del segundo año de vigencia del plan. Y esta indexación ha hecho poner el grito en el cielo a los republicanos, y al propio presidente Bush, cuyo prestigio ante el electorado ha sufrido una considerable erosión al tener que desdecirse para conseguir una disciplina fiscal de su promesa electoral de no subir ningún tipo de impuestos.

Por su parte, la versión del Senado, más aceptable para Bush, no contempla ningún tipo de subida en los impuestos directos y concentra todo la presión recaudatoria en el aumento de los indirectos.

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