Suiza no es Kuwait
Como rectificar es de sabios y toda comparación es odiosa, afirmo solemnemente que Suiza no es Kuwait. Esta aseveración tan rotunda está basada en dos principios incuestionables: 1) que si Suiza fuera Kuwait, estaría situada geográficamente entre los 28º 40º y los 30º 15º de latitud norte y los 46º 35º y los 48º 15º de longitud al este del meridiano de Greenwich; 2) que en ese caso Husein (Sadam) podría contar las horas que le quedan en un espléndido reloj fabricado en su última provincia anexionada. Dicho esto, y sentadas las bases por las que afirmo que Suiza no es Kuwait, paso a contestar al señor Bischof-Blum, al que, al parecer, molestó en exceso mi odiosa comparación de Suiza con el emirato de Kuwait en mi carta del 22 de agosto de 1990. Odiosa, pero no gratuita, ya que si bien son ciertas las excelentes calidades humanas del pueblo suizo (y también las del pueblo kuwaití), no me negará usted, señor Bischof-Blum, que Suiza es un enclave financiero económico donde se refugian las mayores y más inconfesables fortunas del mundo (junto a otras más modestas y mucho más honradas), y todo ello con el consentimiento y satisfacción de sus máximas autoridades.Cuando realicé la odiosa comparación (que no gratuita), lo hice en un sentido puramente crematístico y sin pretender herir, en absoluto, la susceptibilidad del noble pueblo suizo.
En cuanto a la consulta a mis 120.000 conciudadanos españoles que trabajan en Suiza, le diré que en su país, y según datos estadísticos de 1984, había entonces un millón de trabajadores extranjeros (el 23% sobre la población activa) y en ese mismo año en Kuwait había 1.050.000 trabajadores extranjeros (algo más del 60% de la población total del país). Esto refleja tan sólo que ambos países son un foco de enorme poderío económico (de ahí mi odiosa comparación), que atrae mano de obra barata y dócil.-
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